La doble moneda, un asunto más complicado de lo que parece

 

Por Osmel Ramírez Álvarez  (Fotos: Juan Suárez)

HAVANA TIMES – Ya se ha hablado en este sitio sobre la problemática de la doble moneda en varios trabajos, abordando los efectos negativos que trae a las empresas estatales. Este post se centrará en un enfoque más popular del asunto.

¿Cuándo, cómo y por qué se creó el CUC y la doble circulación de monedas?

Más o menos fue así: el CUC (peso convertible) comenzó a circular en 1994, en paridad con el dólar estadounidense, como una especie de divisa nacional paralela al CUP (peso cubano). Fue una de las medidas tomadas para enfrentar la aguda crisis postderrumbe de la URSS, bautizada como Periodo Especial.

Inicialmente no tuvo una conversión oficial definida con el peso cubano (CUP), para la población general. En el mercado negro comenzó, al menos en el Oriente cubano, alrededor de los 150 CUP y fue bajando hasta llegar a 15 en menos de un lustro. Entonces intervino el Estado y lo tasó más alto, quedando finalmente en 25 CUP.

En Santiago de Cuba se abrió la primera tienda recaudadora de divisas de Oriente, en la hasta entonces llamada Diplotienda “Fantasía”, en el reparto Sueño, dedicada previamente al canje de mercancías por oro, plata y platino. Las colas eran tremendas con gente de varias provincias (para 4 millones de habitantes aproximadamente).Para poder entrar debían mostrar la divisa antes y esa comenzó a ser la única opción, porque el comercio normal era ya inexistente. Paulatinamente se abrieron otras tiendas (rebautizadas shopping), en todas las cabeceras provinciales y luego municipales.

Fue una estrategia para captar divisas del extranjero, junto con la apertura del turismo, despenalización del dólar y entrada de remesas. Ofreciendo mercancías que el país no podía comprar ni producir debido al Periodo Especial para el comercio normal en CUP.

Fidel explicó en un discurso, (yo lo escuché personalmente), que cuando se debatió cómo hacer este comercio paralelo los especialistas consultados le propusieron dos variantes: vender mucho y barato como en Vietnam o vender poco pero caro. Él, según dijo, se decidió por la segunda opción para sacarle el máximo a las remesas y que así los “privilegiados” costeen los servicios gratuitos del resto del pueblo. Una especie de gravamen a los “gusanos” y sus seres queridos. No olvidemos que esa era la forma despectiva en que se nombraban y trataban a los emigrados de entonces.

Barrio los sitios

De ahí proviene el famoso Súper-IVA del 240%, de una decisión del Comandante. Al final ese comercio no fue exclusivo de una minoría privilegiada, sino de todo el pueblo, trocando sus salarios por centavos para poder acceder a productos de primera necesidad. Terminó siendo una forma mimética de bajar el salario real, depreciado finalmente a 25 CUPX1CUC, que luego pierde más aún su capacidad de compra con el gravamen del 240%.

Y poco a poco el Estado y los particulares han ido equiparando todo comercio de bienes y servicios en CUP a su tasa de conversión en CUC. Las tiendas normales se deterioraron y luego al pasar los años se fueron restaurando, pero para ser convertidas en shopping o en un nuevo modelo de comercio calculado por la conversión, nada que ver con el salario.

El único que ha sufrido de verdad es el pueblo, que ha reaccionado de una manera muy particular: perdiendo sus valores (la “lucha” por la izquierda, el incremento de delitos, el robo al Estado, la prostitución, fuga masiva al trabajo por cuenta propia o emigrando en forma desproporcionada).

A nivel empresarial ya sabemos que fue convirtiéndose también en un desastre. Son parte de las locuras de la planificación, que para resolver problemas puntuales crean “soluciones” que a largo plazo son más perjudiciales que beneficiosas. El CUC también se ha usado como estímulo financiero al trabajo en entidades productivas estratégicas.

Podemos decir que actualmente el CUC tiene un valor o capacidad de compra similar al CUP en 1989. Teniendo en cuenta que el salario medio se ha duplicado desde entonces, se puede concluir que el salario real cubano de hoy es 1/6 del de 1989.

El CUC sirve como un camuflaje al salario esclavo y a la inflación. Esta es la causa esencial por la que se les hace difícil la eliminación de la doble moneda, no precisamente el enredo empresarial, como podría interpretarse someramente. Un obrero cobra su mes trabajado y va a una tienda (ya con cualquier moneda) y compra un par de zapatos de la peor calidad, o un pantalón, o una licuadora, o 30 cervezas. ¡Solo una de las variantes y ya habrá agotado su dinero!

Es algo que no podría creerlo ni siquiera un obrero de Haití, país que teóricamente es más pobre que Cuba. Por eso, si eliminaran el CUC hoy mismo, quedaría demasiado al desnudo, (políticamente hablando), el robo al salario y la súperinflación. Este último indicador también esconde sus cifras reales tras esa máscara.

Claro que sería bueno aliviar a las empresas con la unificación monetaria y, a la vez, desnudar la naturaleza verdadera del salario cubano, pero es difícil que lo hagan. Revelar su verdadero poder adquisitivo en la misma moneda que se nos paga sería, sin duda, un reto interesante frente a las masas, que aun instruidas no dejan de ser manipulables y solo cuando esté claramente frente a sus ojos tomará conciencia real de la explotación a que somos sometidos mediante la relación precio-salario.

Este tema no es tan simple como parece y no es por gusto que permanece sin solución tras cinco años de anunciarlo Raúl como una prioridad. Si la economía no crece, (y con este modelo imposible), no se incrementará el salario real y seguirán necesitando el camuflaje de la doble moneda, de cara al pueblo. Para las empresas, que políticamente es la parte menos complicada del asunto, de seguro buscarán una solución parcial.

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