Miguel Arias Sánchez
No es menos cierto que el déficit de materias primas paraliza cualquier labor, y los materiales de construcción escasean por esta época. Pero, siempre hay un pero -y esta vez es para bien-, a veces se pueden lograr cosas. No sabemos de dónde salieron los materiales, al amanecer de un día los vecinos vimos con alegría –y algunos con nostalgia- que el bache ya no estaba.
Después de tanto tiempo viéndolo, claro que vamos a extrañar al bache, aunque en el fondo todos nos sentimos mejor con su partida.
Ojalá se sigan realizando cosas como estas y con calidad, que todos agradecemos infinitamente, pues, además de dar belleza al lugar, también es fuente de tranquilidad y seguridad.
Felicidades a los que hicieron posible que se ejecutara este trabajo.
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