Nada para el cubano de a pie

Kabir Vega Castellanos

Ilustración por Yasser Castellanos de la serie: Cubanos de a pie.

HAVANA TIMES — Internet no es un lujo, sino una necesidad. Mas, el precio de 2 CUC por una tarjeta de una hora de acceso no deja de ser un golpe para la economía de los cubanos. Sin embargo, el problema no es solo la cara oferta estatal, sino la cruel iniciativa que toman los negociantes de compra y reventa.

Se aprovechan de los pocos puntos de ventas de Etecsa y de que los mismos empleados prefieren venderlas por cantidad a cambio de una ganancia de centavos por tarjeta. De todos modos, cuando las venden a la población directamente no obtienen nada.

La opción del público, cuando las tarjetas “se pierden”, es acudir a esos revendedores, y entonces el acceso de una hora de conexión cuesta, ya no 2 sino 3 CUC.

Lo mismo ocurre en otras zonas de comercio. Sandalias a precio de 100 CUP (4 CUC), una oferta que una trabajadora puede costear, no sin sacrificios. Pero los precios de las peleterías en divisa o de las ferias de cuentapropistas son mucho más altos.

Sin embargo, acabado de salir el producto, no tardan en llegar quienes no un par ni dos, sino compran cajas y cajas para revenderlas después a precios abusivos. La misma suerte corren toallas, sábanas, y hasta pomos de lejía que el Estado vende pura en 8 pesos cubanos y los revendedores la adulteran con agua para ofertarla en frascos mucho más grandes a 20 pesos.

En los comercios de venta en moneda nacional se sabe que llegó algún producto imperioso por el tumulto que se forma frente a la tienda. Grupos de revendedoras que monopolizan la cola y tienen actitudes nada civilizadas.

Hasta en las tiendas donde se vente ropa reciclada, (la solución más barata para vestir), los propios empleados separan las mejores piezas y dejan a la venta las tallas extra (que solo puede usar una persona obesa) junto con la ropa más deslucida, pasada de moda o hasta deteriorada.

Si quieres empatarte con algo que valga la pena tienes que hacer amistad con algún empleado de esas tiendas, pagar la ropa que te gusta a un precio mayor o intercambiar favores con el nuevo propietario.

Ahora, una pregunta: ¿es la reventa un negocio? Sí, y muy útil. Desde tiempos antiguos los comerciantes compraban mercancías en unas zonas, y las distribuían en otras donde no existían estas ofertas.

Pero desde el punto de vista que abordamos, no se puede considerar ni siquiera trabajo. Acaparar toda la mercancía de un lugar, solo para revenderla ahí mismo, a mayor precio, no es más que una estafa. Como dice el cubano vulgarmente, es una metedera de pie.

Aunque la situación de Cuba es difícil y la libertad empresarial es bien reducida, siempre hay brechas que las personas emprendedoras pueden usar para prosperar o, en el peor de los casos, sobrevivir. Crear un producto similar y ponerlo a la venta generando competencia sería el punto de partida de un verdadero desarrollo.

Caro que aquí eso es poco menos que imposible en muchos casos. Pero tampoco puede decirse que no hay más alternativa que aprovecharse de la necesidad general acaparando una oferta destinada especialmente al cubano de a pie, que una vez más le toca perder.

 

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