Jorge Milanes Despaigne
El Pru oriental es una bebida refrescante de color pardo con propiedades medicinales. Traída a Cuba por los colonos franceses después de la revolución de Haití, su producción comenzó por la zona del oriente de la isla, aunque hoy se vende en todo el país.
Preparado de forma casera a partir de la fermentación de varias raíces de plantas, entre las que se encuentran el jaboncillo, raíz de china, hojas de pimienta, azúcar morena, canela, retoño de pino, agua, y hasta hay quien le pone algún secreto para lograr la exclusividad en el sabor.
Todo mezclado, se envasa en recipientes bien tapados y se pone a fermentar. Tiene propiedades medicinales, es antioxidante y muchas personas que padecen de presión arterial alta lo toman para bajarla.
Si usted viaja por la zona oriental de la Isla y no lo prueba, se ha perdido un típico sabor excéntrico.
Recientemente el Noticiero de la televisión presentó un reportaje en que informaba sobre la apertura de una fábrica de Pru industrial.
Estábamos sentados en la sala de casa y la noticia nos alarmó, porque si se comienza a producir en grandes cantidades, con el afán de vender, puede que pierda calidad; además, pensamos que su distribución debe ser rápida.
A veces, cuando intentas abrir una botella, casi todo el líquido se derrama sin probar todavía una gota; esto ocurre si para desdicha del sediento, no explota antes.
“¿Sabes cómo puedes controlar la espuma del Pru cuando estás abriendo la botella?” me preguntó el Chino, un vecino que estaba mirando la televisión con nosotros en la sala.
“No”, le contesté.
“Solo hay que poner la mano a temperatura normal por debajo de la botella y luego la abres, verás como la espuma se controla.”
“Primera vez que escucho eso”, agradecí.
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