Erasmo Calzadilla
¿Será que estamos más cerca de un cataclismo climático, que de una crisis energética? ¿No andará la opinión pública despistada otra vez? Intentemos responder.
La sociedad es una estructura disipativa y como tal posee rasgos que la asemejan a los organismos vivos: se alimenta de materia y energía del medio; luego emplea una fracción de esta para echar los desechos donde no molesten.
Las estructuras disipativas suelen vivir en armonía con su entorno, pero si toman el camino del crecimiento exponencial, tarde o temprano agotan las fuentes de alimentos (dilema energético) y los sumideros que acogen sus detritos metabólicos (dilema ambiental).
El deterioro del clima y la escasez de energía son, pues, aristas estrechamente relacionadas de un mismo problema. Sin embargo, la prensa, los políticos, los expertos… la mayoría de los que abordan el tema ambiental lo consideran un fenómeno acotable, puntual, corregible con tecnología y voluntad política (ver, por ejemplo, el muy aplaudido documental de Al Gore).
Si fuera tan sencillo ¿por qué no acabamos de resolver este asuntillo de una vez? ¿Dificultades tecnológicas?
La tecnología está disponible desde hace años. Los últimos aparatos de que tuve noticia podían capturar hasta el 90 por ciento del CO2 generado en las termoeléctricas; no dudo que pronto logren secuestrarlo todo. Otros lo extraen de la atmósfera en cualquier lugar y lo comprimen para su almacenamiento. Todavía quedan preocupaciones sobre el destino final de la metralla pero, en última instancia, se monta en un cohete y rumbo al Sol.
El problema no es tecnológico ¿Será político entonces? ¿Por qué no logran ponerse de acuerdo las grandes potencias?
Las naciones del mundo han llevado a feliz término negociaciones mucho más peliagudas desde el punto de vista militar y económico. De precedente están los tratados para la no proliferación de armas nucleares; el Protocolo de Montreal, que logró contener la emisión de sustancias que agotan la capa de ozono; el Convenio de Estocolmo, que regula el empleo de Contaminantes Orgánicos Persistentes, y otros muchos ¿Qué de especial tiene el carbono que boicotea todos los arreglos?
Lo que tiene de especial es su estrecha relación con la fuente de donde mana el 85 por ciento de la energía consumida por las sociedades modernas y más del 95 por ciento de la empleada en el transporte: hablo, por supuesto, de los combustibles fósiles.
Para evitar una catástrofe climática durante este siglo habría que reducir de manera drástica la emisión de dióxido de carbono. ¿Cómo?
La implementación de estas medidas golpearía el ya menguante flujo de energía y pondría al capitalismo desarrollista en riesgo de colapso. Atentar contra el sistema no está en la agenda de negociaciones, así que vamos a seguir calentando el planeta hasta que despertemos con el agua a la cintura.
Es mi punto de vista. Pero si a estas alturas alguien todavía cree que el problema es político (en el sentido de coordinar intereses opuestos) o tecnológico, dentro de poco tendremos la oportunidad de comprobarlo. Dicen los que saben que en París, finalmente las grandes potencias/grandes contaminadoras llegarán a un acuerdo. Apostarán a más de lo mismo, a mega proyectos de bio-tecnología y geo-ingeniería; ya veremos por dónde revienta esto.
Y termino el con la pregunta del inicio ¿Por qué nos preocupa más el clima que la escasez de energía? Lo primero que me viene a la mente es: porque somos unos enajenados irresponsables. ¿Qué cree usted?
Notas:
De los 11,5 millones de habitantes en este país, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria…
Jodie Newell de Estados Unidos tomó nuestra foto del día: "Lake Sabrina" en California, EUA.
En Cuba, el discurso oficial de intolerancia se entrelaza directamente con la deshumanización de aquellos…
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