Poesía con bafles

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES, 16 ene — Antes de fin de año unos/as amigo/as de Alamar nos jalaron a Irina y a mí al festival Poesía Sin Fin que cada año organiza OMNI.

Realizar cualquier evento cultural independiente en Cuba es una gran batalla. Asombra la perseverancia de las/os muchachas/os; de verdad merecen reconocimiento.

Esta es la segunda vez que me empato con Poesía Sin Fin y en ambas he percibido una onda callejera con mucho swing, mucha irreverencia y creatividad en la armazón del espectáculo, siempre en esa línea urbana que les caracteriza.

Lo que no he logrado comprender es la necesidad del audio a to’ meter cuando el espectáculo se da en espacios cerrados.

Me hubiera encantado un ambiente más íntimo  y menos escandaloso (la poesía lo agradece) para poder atender a los “artistas” y al mismo tiempo compartir con la gente que me rodeaba.

Además ¿Por qué obligar a los vecinos a participar? Ya Irina estuvo hablando sobre eso en un post.

Otra cosa que he notado en mis dos visitas a Poesía Sin Fin es que todavía el espectáculo se polariza demasiado (para mi gusto, y para mi expectativa de lo que es un festival underground y barrial) entre artistas y conductores por un lado y espectadores por otro.

Es una separación relativa, en realidad mínima, pero ya notable, y marca la dinámica de lo que allí sucede y deja de suceder.

Una vez más creo que bajando los decibeles o renunciando por completo al equipo de audio Poesía Sin Fin podría avanzar en ese sentido. El micrófono establece jerarquías, además la poesía se amplifica sola.

En un momento de la noche OMNI aprovechó para leer una lista de las/os cubanos “más influyentes” del año, seleccionada por DIARODECUBA. OMNI estaba entre los elegidos junto a otras/os artistas, culturosos y disidentes estrellas (de todos se dijo bellezas).

No estoy en contra de disidentes, de estrellas ni de la politización del evento, pero aquello me lució a jugada mediática o no sé… a algo raro que nada tiene que ver con la proyección underground de que el proyecto presume.

Los singaítos (así llaman ellos al público) de Porno Para Ricardo tocaron de últimos metiendo sus tallas punk insoportables.

Fue sobrecogedor escuchar en el silencio de la noche y a toda voz (ahí sí me hicieron falta más bafles) “no coma tanta pinga comandante.”

De vez en cuando miraba por las ventanas temiendo la llegada de la fiana o que trajeran la Brigada de Respuesta Rápida, mas todo transcurrió en calma. Tampoco hubo mitin de aprobación; solo el Real Corum Cantorum de Grillos y Ranas de Alamar se hizo escuchar cuando los bafles descansaron.

 

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