Petróleo latinoamericano ¿qué sucedió en 2015?

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES — Acaba de hacerse público parte del informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) sobre la industria y el mercado de petróleo en 2016.

El año pasado estuvimos observando los datos reportados por British Petroleum y compartimos aquí nuestra preocupación: La producción de oro negro en América Latina cae de manera lineal y estable desde hace más de una década. El problema es grave por varias razones:

  • Es el portador energético más consumido en la región (casi 50% del total)
  • Es una de las principales vías de ingreso por concepto de exportación.
  • Su consumo crece, a medida que lo hace la población y el “progreso”.
  • En muchas áreas y sectores el petróleo no puede ser sustituido por otras fuentes de energía.
Gráfico construido a partir del informe de British Petroleum publicado en 2015 con datos actualizados hasta el 2014.

Con los datos de British Petroleum y una hoja de cálculo trazamos líneas de tendencia y concluimos que, si no ocurren cambios importantes, el consumo y la producción de petróleo en Latinoamérica, se cruzarán (y comenzarán a caer juntos) a finales de la presente década.

Un evento de tal naturaleza puede marcar el fin del progreso y el desarrollo en la región, entendidos estos en su acepción moderna y occidental. ¿Ocurrirá? A la larga, seguro, pero a corto plazo puede haber sorpresas que distiendan la agonía, o precipiten el peor de los escenarios. ¿Qué dicen al respecto los últimos informes?

En 2014 hubo un repunte liderado por Brasil; muchos se llenaron de esperanzas. Pero el año pasado retomamos el camino descendente.

Gráfico construido a partir del citado informe de British Petroleum.

Para el sentido común, fabricado con ayuda desinteresada de la prensa, la caída en la producción de “aceite de roca” se debe al desplome de los precios y los consecuentes ajustes del mercado. En el caso particular de Venezuela, a la inepta y corrupta intervención del gobierno bolivariano.

Pero no, basta echar una mirada a los gráficos para comprender que el ocaso de esta industria comenzó mucho antes del derrumbe de los precios, y en Venezuela, antes del chavismo.

Tabla construida a partir del reciente informe de la AIE, con datos actualizados hasta el 2015. La unidad de medida es millones de barriles diarios.

Hasta ahora, la producción viene menguando de manera estable, a un ritmo casi refractario a las tormentas financieras (comportamiento obvio tratándose de un recurso no renovable, de primera necesidad, explotado de manera regular).

Sin embargo, la dramática caída del número de perforadoras activas, a raíz de la actual crisis, puede lanzarnos por una pendiente mucho más abrupta o precipitar un desplome irreversible.

De todo lo anterior extraemos una conclusión: En este instante crucial estamos decidiendo el curso de la historia, pero no nos damos cuenta. Si lográsemos comprender lo que nos viene encima, podríamos prepararnos para atenuar su impacto y rescatar lo mejor de la civilización. Si continuamos enajenados, en sintonía con los medios, estaremos avocados al colapso.

 

Nota: Los autores de este texto son Demián Morassi y Erasmo Calzadilla.

 

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