Erasmo Calzadilla
HAVANA TIMES — En su discurso de clausura ante la recién concluida sesión del parlamento, Raúl Castro confirmó la desaceleración de la economía cubana y en el mismo párrafo vaticinó para el año entrante un crecimiento propio de campeones: más de 4%.
La noticia me ha dejado estupefacto porque, independiente de los milagros de eficiencia y producción que seamos capaces de acometer una vez “liberadas las fuerzas productivas”, el escenario económico no parece propicio para un salto tan espectacular.
El Banco Mundial y el FMI, instituciones optimistas por principio, vaticinan para la región de América Latina y el Caribe un crecimiento de 2,2 %; y para el mundo entero de 3,1%. ¿Cómo podrá Cuba, infraestructura destartalada y aliados en aprietos, crecer al mismo ritmo que los BRICS y las bien instaladas potencias emergentes?
Si todo esto le suena a delirio o maniobra diversionista más le parecerá luego de escuchar el análisis realizado por el investigador Antonio Turiel a propósito del más reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). A continuación les presento un resumen.
Los hidrocarburos líquidos (incluye al petróleo crudo + no convencionales) son insustituibles. Sin un suministro creciente de tales combustibles no hay crecimiento posible. ¿Tenemos garantizado ese suministro? Yo les presento los datos; respondan ustedes.
Según el World Energy Outlook 2014, el volumen de producción de los hidrocarburos líquidos será como indica la siguiente gráfica.
Leyenda:
Convencionales:
No convencionales
A primera vista el futuro parece garantizado. El volumen total no crecerá exponencialmente pero lo hará de manera estable e ininterrumpida durante varias décadas. ¿Dónde está el problema? Comencemos el desmontaje.
La densidad energética de los hidrocarburos no convencionales es 70% menor que la del petróleo crudo. Por esa razón reportar la producción energética en unidades de volumen resulta engañoso. Realizando los ajustes y cálculos convenientes es posible transformar el gráfico anterior en uno de energía bruta vs. tiempo.
La energía bruta aportada por los hidrocarburos líquidos se mantendrá casi estancada durante las próximas dos décadas. Insuficiente para alimentar un sistema cuyo principio parece ser crecer o morir. Pero continuemos.
Si a la energía bruta le restamos la consumida en el proceso de su propia producción obtenemos la energía neta, que es la realmente disponible para uso social. El siguiente gráfico nos permite apreciar que la energía neta aportada por los hidrocarburos líquidos será, a partir de ya, decreciente. Debemos esperar un recrudecimiento de las tensiones bélicas que a su vez afectará a la economía a nivel mundial.
Pero sigamos adelante. En los pasos finales de su análisis Turiel desmiente un grupo de consideraciones asumidas por la AIE que contradicen principios “bien conocidos y comúnmente aceptados” por la geología y otras ciencias que estudian estas cuestiones. Una vez hechos los ajustes la gráfica queda:
Ahora estamos en condiciones de comprender por qué está resultando y va a resultar tan difícil remontar la actual crisis. Solo un milagro podrá evitar una estrepitosa caída; milagro que, según los datos de la propia AIE, no vendrá de la mano del fracking (ver franja roja en el primer gráfico).
Teniendo en cuenta que el resto de los portadores energéticos (gas, carbón, nuclear) también están en declive o lo estarán pronto; considerando que nuestros aliados se mueven sobre una cuerda floja; observando que el bloqueo norteamericano no ha culminado (y aunque culmine mañana sus nefastas consecuencias no se borrarán en mucho tiempo) y asumiendo que la infraestructura económica cubana yace en ruinas cabe hacerse las siguientes preguntas:
¿En qué se basan nuestros expertos y líderes políticos para asegurar que vamos a crecer a ritmo de campeones? ¿Tendrán un as bajo la manga o será otra mentirita “piadosa” para ganar tiempo y seducir a los inversionistas? ¿Habrán descubierto un pozo suculento o estarán contando con dólares made in yuma?
Cada año enfocado a sintonizar con el sistema capitalista internacional, a la espera de su renacimiento, es un precioso tiempo perdido y una actitud irresponsable y suicida. Alejarse a tiempo de la bestia en caída libre no es ya una cuestión ideológica o moral sino de mera supervivencia.
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Notas:
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