No es cobardía, es enajenación

Cuba en comparación con Venezuela

Erasmo Calzadilla

HAVANA TIMES — Los cubanos vivimos en un estado de humillación naturalizada del cual no solemos ser conscientes. En nuestra concepción de la ética, de fuerte influencia patriarcal, percibimos como muy denigrante que nos menten la madre*, nos suenen una galleta, nos toquen las nalgas o nos griten maricón; peor si es en público. Pero aceptamos sin mucho conflicto interior ser “tronco de culiabiertos”* (por decirlo en sus propios términos) ante los embistes del Gran Patriarca y sus eróticos tentáculos.

Uno pensaría que los países que comparten el mismo origen cultural estarían más o menos en el mismo estadío evolutivo de su conciencia moral. Gracias a Dios no es así.

Venezuela lleva más de dos meses demostrando que la Dignidad Humana, en su concepción occidental y moderna, conserva su potencial movilizador en el degradado entorno caribeño.

Me alegra muchísimo y, a la vez, me entristece percibir lo lejos que estamos en Cuba de semejante meta.

Hoy Venezuela está a punto de una guerra civil: decenas de muertos, miles de heridos, opositores juzgados por tribunales militares, saqueos, miseria generalizada… Y mientras tanto ¿qué es lo que más suena en Cuba?, pues no otra cosa que el último brete o tema musical del reguetonero de turno.

El 7 de junio murió Neomar Lander. ¿Impactado por un proyectil del PNB (Policia Nacional Bolivariano) o víctima del explosivo que traía en su morral? Para el efecto de lo que estoy analizando importa poco. Lo impresionante es que un muchacho de 17 años (y como él muchos más) sea movido por valores abstractos y universales como Libertad, Dignidad y Razón, y además logre aterrizarlos en acciones concretas que ponen en riesgo su vida. Los cubanos de su edad también arriesgan el pellejo, sí, para darse la buena vida en La Yuma o defendiendo “su hombría” en el barrio.

Aquí en USA (a donde también fui a parar) tengo un par de amigas veinteañeras, una venezolana y la otra cubana; con ambas converso casi todos los días. La venezolana vive al tanto del conflicto en su país, llora con las malas noticias y las muertes, conoce las posturas de los diferentes actores y anhela retornar lo antes posible para aportar su granito de arena a la causa. La cubana estudió en una escuela fundada por Fidel Castro durante la Batalla de Ideas, no quiere saber nada de la cochina política y espera disfrutar los beneficios de la doble residencia porque ella no entró a este país en condición de opositora (fue aceptada como Refugiada Política en un punto fronterizo). ¿Será una excepción o la regla?

Diría que, por lo general, cuando uno escucha a los cubanos hablar de política -a favor o en contra- suena a hueco, a frase aprendida de memorial. Los venezolanos, chavistas de antes o antimaduristas de ahora, sus palabras vibran, emocionan, conectan como solo puede hacerlo un drama vivo.

¿Y qué me dicen de los comediantes? El humorista estrella de la emigración cubana, Alexis Valdés, no hace otra cosa que tontear sobre esto o aquello, esa es su gracia. Para George Harris, por el contrario, el conflicto de su país ocupa el primer plano en casi todos sus shows.

Si Maduro logra implantar la constituyente cubanoide es probable que en unos años consiga semejante regresión de la conciencia política y moral. Y lo intentará, bajo la guía de sus maestros, porque esa ha demostrado ser una eficiente manera de clausurar el sistema y conseguir su irreversibilidad.

Mi humilde consejo para los venezolanos es que todos con un poco de conciencia y preocupación por el futuro pasen por encima de sus diferencias y aúnen fuerzas para una emergencia: rescatar a la convaleciente vida política de la muerte térmica.
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*”Mentar la madre” es cargarse en la madre, decir cosas ofensivas acerca de la madre del otro.

**”Culiabierto” es una expresión ruda machista para referirse al acto de no poner oposición e incluso invitar, abrir las piernas al macho con su verga.