Mapa optimista de la oposición cubana

Erasmo Calzadilla

Debates políticos.

HAVANA TIMES — La oposición en Cuba; un tema para halarse los pelos. El Estado ha levantado en torno tal nube de humo y miedo que resulta prácticamente imposible reconocer la identidad de quienes se le enfrentan; desde su punto de vista todos son mercenarios, promotores del bloqueo y admiradores del capitalismo salvaje.

Pero la verdad es que la disidencia es un universo complejo y diverso. Opositores hay a la derecha y a la izquierda; anarquistas y neototalitarios; anti y procapitalistas; violentos y pacifistas; pitiyanquis y antimperialistas… De todo como en botica.

Ante la campaña desinformativa la gente suele adoptar posturas de extremo: o se tragan el mojón completo o asumen que TODO lo que se dice oficialmente es pura mentira.

Como consecuencia muchos noveles disidentes terminan cayendo en la órbita de los piquetes más recalcitrantes y susceptibles de ser infiltrados (hasta dirigidos) por la Seguridad del Estado. No hace falta que nadie me lo cuente; lo sufrí personalmente en el pellejo de un gran amigo.

Por todo lo anterior valoro y agradezco el reciente esfuerzo del sociólogo Haroldo Dilla por despejar la maraña y brindar orientación sobre la “naturaleza” de los diversos colectivos opositores.

También tengo críticas a “Cuba: los nuevos campos de la oposición política”, algunas serán fruto de mi ignorancia, otras puede que no; el tiempo dirá.

Lo primero que me llama la atención es el optimismo con que Haroldo se asoma al futuro; optimismo que atraviesa todo su análisis y le conduce a conclusiones desde mi punto de vista erradas. El siguiente párrafo es un buen ejemplo:

“Por otra parte, debemos considerar como otro signo potencialmente auspicioso la imposibilidad de continuar manteniendo el cerco informativo a la sociedad cubana. Según se incrementan los contactos internacionales y se multiplican los actores oposicionistas o críticos, el estado pierde su condición de monopolio comunicacional. La reforma económica y la inserción de Cuba en la economía global demandarán un acceso mayor de la población cubana al ciberespacio, con las implicaciones informativas y de interacción que ello tiene. Todo habla de un futuro que brindará más oportunidades a la oposición”.

Dilla da por sentado la continuidad, o sea el crecimiento exponencial estable de la economía mundial y las comunicaciones. En caso de cumplirse tal premisa sería lógico esperar que la dictadura “política” cediera ante el avance de la globalización. La pregunta es ¿se cumplirá?

Ya el IPCC* y casi todos los proyectos científicos que intentan predecir el comportamiento del clima vaticinan una crisis medioambiental cuyo poder destructivo se asemeja al de una guerra mundial. Año tras año rectifican al alza sus pronósticos alertando que será antes y más intensa de lo previsto.

¿No deberíamos incluir esa papa caliente entre los escenarios posibles?

Con la crisis energética (y de materias primas) pasa lo mismo. Hasta las instituciones pro-científicas más comprometidas con el desarrollo (estoy pensando en la AIE*) comienzan a reconocer su gravedad. Para mantener el consumo actual durante la próxima década, admite la Shell, habría que descubrir y poner a vomitar petróleo a varios yacimientos como el de Arabia Saudita. Tan imposible como cubrir el vacío con renovables o centrales atómicas.

Cada vez son más los geoestrategas que incluyen el déficit energético y sus bélico-catastróficas consecuencias entre los factores que afectarán la marcha de los acontecimientos a corto y mediano plazo.

Cabe entonces la pregunta: ¿Por qué los cubanólogos (en el mejor sentido de la palabra) no le prestan la importancia que merece? ¿Será que creen en una burbuja llamada fracking?

Si a la bomba anterior le sumamos la progresiva desestabilización de Venezuela y los conflictos políticos probables tras el retiro de Raúl Castro ya van quedando menos dudas: nuestras nalgas posan sobre un polvorín.

Con semejantes truenos y nubarrones ¿no es un poco loco dar por sentado la marcha BAU (Bussines As Usual) de los acontecimientos? Antes deberíamos esperar una desestabilización política y económica que derive hacia más autoritarismo (la temida nortcoreización) o, al contrario, hacia la completa pero no menos traumática aniquilación del régimen.

Extiendo el “regaño” al resto de los politólogos y políticos cubanos. Que yo sepa, ninguno le ha brindado a los problemas medioambientales y a la crisis energética la importancia que merecen. Como líderes que son o pretenden ser tienen la responsabilidad de informarse, divulgar la mala nueva y tomar decisiones teniendo en cuenta el Principio de Precaución.

Y hasta aquí mis reflexiones de hoy. En un próximo seguiré quemando con el mapa político de la oposición confeccionado por el gran Haroldo Dilla.
—–
Notas:

*IPCC: Intergovernamental Panel on Climate Change, que se traduce por Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático.

*AIE: Agencia Internacional de la Energía

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