El Zorro Nuevo

Erasmo Calzadilla

En 1959, año del triunfo de la revolución, científicos soviéticos pusieron en práctica un proyecto para domesticar zorros plateados en una granja de Siberia, región con mala fama.

De la población inicial procrearon entre sí a los más dóciles; repitieron el procedimiento con cada nueva generación, y tras varias décadas obtuvieron resultados alentadores y sorprendentes.

Mucho antes de lo esperado lograron transformar al fiero zorro plateado en un animalito manso, juguetón y ávido de afecto humano (habría que investigar si en lo más íntimo son así o desarrollaron doble moral).

Pero lo más curioso es que con la mansedumbre han aparecido otros rasgos fenotípicos inesperados como cambios en el color y la textura de pelo, la disposición de las orejas etc.

El experimento de la granja siberiana está ayudando a comprender cómo los lobos y otros animales silvestres se convirtieron en domésticos, pero también podría traer alguna luz sobre los procesos sico-biológicos que sufren los seres humanos en los sistemas totalitarios.

Me pregunto si en ellos no ocurrirá también una selección social y/o genética de los más mansos, con repercusión en otras características físicas. ¿Sera eso lo que le ha pasado al cubano del 59 en adelante?

MI EXPERIENCIA

Como este sitio en que escribo es un blog y no una revista científica aprovecho para contar mi experiencia personal. Otros tendrán historias que apoyen o contradigan las mías.

Hace más de 30 años los niños de mi barrio eran muy diferentes a los de ahora. Sus salvajes travesuras mucho más arriesgadas, y en Secundaria ya tenían estampa de hombres y mujeres, pero 15 ó 20 años después la cosa cambió considerablemente.

Hacia finales de los 80 del siglo pasado los juegos se fueron tornando más tranquilos, y aun con buena alimentación subsidiada por la URSS los muchachos entraban cada vez más aniñados al nivel medio de educación.

La involución de los frikis es otro ejemplo que tengo a mano. Los de hace 30 años eran muchachos recelosos de las normas sociales. Andaban casi siempre mal comidos, borrachos o enpastillados, su pinta era desaliñada y su estampa macabra a la yo no tengo por qué gustarte; en concordancia con ello sus broncas con la policía fueron contínuas y proberviales.

Hoy sus parientes más cercanos (emos, punk), con sus aparatos y peinados sofisticados y caros obedecen raudos cuando los agentes del orden los azoran de sus nichos porque les sale de sus bastones (siempre hay excepciones, claro).

Yo mismo recuerdo en mi infancia y adolescencia la tremenda presión por parte de la escuela, la moral pública y la familia por lograr y reforzar mi mansedumbre y la del resto de los niños, pero gracias a dios reaccioné a tiempo en sentido contrario.

Hoy por hoy a pesar de mis 36 todavía conservo física y mentalmente muchos rasgos adolescentes que se reflejan en cada uno de mis posts. No sé si quejarme o alegrarme pero a diferencia de mi padre y abuelos ni pelos en el pecho me han salido aún (descarto el tarro por otras semejanzas).

Si mi hipótesis (que he “escuchado” antes en boca de filósofos radicales, dementes y lúcidos) es cierta, con la crisis del Estado “Socialista” a partir del periodo especial este fenómeno debió comenzar a revertirse.

De hecho creo que la reversión está en marcha pues todo el mundo se queja de que los chicos de ahora (sobre todo los de “barrio adentro”) son cada vez más indomables. Indomables con tendencia al vandalismo y apego al dinero, que es otra forma de mansedumbre.

Pero no los culpo es la época, y el resultado inesperado de un experimento tan antiguo como el de los zorros plateados de Siberia.