Drogas inmorales y antipatrióticas (I)

Erasmo Calzadilla

Hace unos días un joven de mi familia se me acercó misterioso; tenía deseos de probar droga por primera vez y andaba en busca de consejos.  ¿Qué iba a hacer yo, negarme, decirle que las drogas son malas?

Con toda la franqueza y claridad posible le conté lo que sabía del asunto para que él mismo decidiera qué hacer y cómo.

Tuvo la suerte de encontrar quien le hablara sobre estas cuestiones pero ¿Cómo hubiera resuelto en caso de no hallar a nadie?  ¿Existe alguna institución o medio destinado a instruir a las personas sobre estas cuestiones?  ¿Qué óptica, qué episteme asumen los consejeros oficiales en el asunto Droga?

En mis manos tengo uno de los folletos (1) que elabora la ideoburocracia para desalentar entre los jóvenes el uso de estas sustancias y ayudar a los profesores en la misión desalentadora.  El propósito del presente post es sacarle lazcas a este manipulador folleto que desde mi punto de vista perjudica más que ayuda a quien ande en problemas con las drogas o quiera acercarse a ellas.

Para empezar escuchemos de sus propias palabras la intención del autor:

“Crear en los educandos una cultura de rechazo a estas manifestaciones (el consumo de drogas), no acordes con los principios éticos y morales de la sociedad.”

“A fin de desarrollar en ellos (los educandos) sólidas convicciones y verdaderos sentimientos en correspondencia con las normas éticas que propugna nuestra sociedad”

Es el discurso propio de una élite voluntarista, irrespetuosa, autosuficiente cuyo procedimiento pedagógico preferido consiste en inculcar sus propios dogmas y prejuicios (asumidos como verdades moralmente elevadas) en la mente de los otros.

Para ellos el cerebro de los jóvenes debe ser moldeado (lo antes posible para que otro no se adelante) por un artífice en busca de un fin definido de antemano.  Es sobre todo el colonialismo en las relaciones humanas lo que folletos como este promueven y difunden de manera subliminal, intencionada o no.

Eso de: no acorde con los sólidos principios éticos y morales de la sociedad es un recurso falaz, un viejo truco que intenta atemorizar a las personas con el fantasma de la sociedad.

Pareciera como si ésta fuese un todo monolítico que detenta una verdad absoluta, y el autor su vocero.  Y como (según este falso consenso social) el consumo de drogas posee implicaciones morales, “la sociedad” tiene derecho a ponerse muy bravita y a juzgar en su ser íntimo a ß?? las personas que se acercan a esta práctica milenaria.

Claro que las drogas son muy peligrosas pero también pueden ser de gran provecho; al menos algunas de ellas y tratadas con suma delicadeza.  Si esto no se dice, de todas maneras muchas personas van a acercarse a ellas cada año pero lo harán de la peor manera: desinformadas.

En su afán de asustar (y de paso justificar la acción de los órganos represivos) el autor no solo refuerza la asociación de la droga con los asuntos éticos, también la vincula al conflicto político con los más malos de los malos: la mafia de Miami y la ultraderecha de los EE. UU.   Leamos:

La firme política de principios sostenida por la Revolución cubana, tergiversada sistemáticamente por la mafia de Miami y la ultraderecha norteamericana, quienes tratan infructuosamente de involucrarnos en el narcotráfico, presionando para que aparezcamos en la lista que cada año emite la Casa Blanca de los principales países de tránsito de drogas, hacen necesario redoblar los esfuerzos…” 

Siquiera niego que esto sea cierto pero, en un folleto destinado a aclarar entre los jóvenes las consecuencias del consumo indebido de drogas ¿era necesaria tanta parafernalia con el enemigo?

Y por supuesto, montado en la cuerda moralista y la dinámica revolución-contrarevolución no podía faltar el símbolo viviente y garante último de la moral, la virtud y la revolución (según el paradigma venenoso que difunde el autor): Fidel Castro, de quien se adjunta un siniestro fragmento de un discurso (2) pronunciado en el año 1999:

Para los que cometan la infame afrenta, el monstruoso crimen contra nuestra patria y la humanidad, de utilizar el territorio de Cuba para el narcotráfico internacional, ¡la pena capital! (fuertes aplausos)

“¡No se puede jugar con este país ni con el futuro de este país!”

Resulta “curioso” que este folleto no intente un análisis de las causas del proliferante consumo indebido de drogas acá.  En este sentido sólo menciona el aumento del narcotráfico internacional, pero no la frustración, el pesismismo, la desesperanza; ni la crisis de identidad provocada por el desgaste del modelo.

Pues ya, llegué al final, y no sé si alguien más conmigo.  Solo me queda recomendar a los que no saben mucho del tema que se informen bien antes de lanzarse a consumir o recriminar.  Y a los que como yo consideran que ciertas drogas empleadas de manera cuidadosa pueden ser beneficiosas personal y socialmente les invito a no quedarse callados, a divulgar sus experiencias y argumentos en favor de una relación más armónica con estas poderosas y peligrosas sustancias.

En una segunda parte hablaré de cómo miente y manipula el folleto cuando se introduce en el tema de las drogas como sustancias farmacológicas.

1.  TRABAJO PREVENTIVO RELACIONADO CON EL USO INDEBIDO DE LAS DROGAS, Msc.  Pedro J.  Pascual Betancourt, 2005.

2.  fragmento extraido del discurso pronunciado en ocasión del 40 aniversario de la PNR:

 

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