Cuba y su emigración necesitan diálogo

Redacción IPS Cuba

La comunidad cubana emigrada más numerosa radica en los Estados Unidos Jorge Luis Baños - IPS

HAVANA TIMES, 8 oct. — Los pasos para estrechar las relaciones entre la población de dentro y fuera de Cuba y la importancia de un mayor diálogo con la diáspora para incluirla en el proyecto de nación que se construye hoy en el país, centraron el último suplemento de la revista Espacio Laical del Consejo Arquidiocesano de Laicos de La Habana.

En el dossier titulado “Cuba y su diáspora: un dilema nacional” se entrecruzaron las opiniones de especialistas cubanos, radicados en la isla y el extranjero, como los politólogos Jorge Ignacio Domínguez, Tomás Bilbao y Arturo López-Levy, el jurista Roberto Veiga y el sociólogo Aurelio Alonso, que identificaron la necesidad de un mayor vínculo entre la población emigrada e isleña.

Por su parte, Domínguez destacó que “en años recientes, con la llegada de las remesas financieras, Cuba descubre que su diáspora le puede ser útil”. Ella puede ser una fuente de inversión para el fortalecimiento del trabajo por cuenta propia que promueve en la actualidad el gobierno de Raúl Castro, indicó.

Para el también profesor universitario, la comunidad cubana en el exterior tributaría a la isla con “la transmisión de ideas, de conductas, de propósitos y de formas de realizar un proyecto nacional”, si se logra más vínculos basados en “la amistad, el respeto profesional, el reconocimiento del comportamiento digno, y la colaboración profesional”.

A su vez, Veiga lamentó el éxodo de “cubanos talentosos, muchos de ellos jóvenes, quienes están llamados a sostener la construcción de la nación y el equilibrio de las familias cubanas” y defendió propuestas para lograr una mayor participación de la emigración en la vida nacional.

Debe promoverse un acercamiento a las instituciones y personalidades de la diáspora para “ir procurando una inserción de los interesados en la vida política del país, pero siempre a través de entidades que radiquen en Cuba” y el cumplimiento de las exigencias del Estado cubano.

López-Levy, en tanto, propuso “alentar formas de interacción entre la sociedad cubana y los emigrados que favorezcan la reconciliación nacional, la modernización del país, la preservación de su soberanía y su inserción ventajosa en un mundo globalizado”. A su juicio, esta relación contribuiría a resquebrajar el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba.

En sus respuestas al cuestionario de Espacio Laical, Bilbao destacó que “la historia cubana está llena de sacrificios, dolor y divisiones”, por lo que urge una reconciliación entre la isla y su diáspora y la revisión de la política migratoria cubana y estadounidense para propiciar el reencuentro familiar.

Para Alonso, subdirector de la revista cultural Casa de las Américas, “una relación sana tiene que asentarse, esencialmente, en el respeto del criterio del otro, la legitimidad de la independencia del otro” y consideró “esencial el camino de la eliminación de condicionamientos”.

Además, los especialistas polemizaron sobre el empleo de los términos emigración o exilio para referirse a la población cubana que salió de Cuba después de 1959 y el rol de la sociedad civil para solucionar el conflicto entre la isla y su diáspora, entre otros aspectos.