Erasmo Calzadilla
HAVANA TIMES — La Asociación de Estudios de la Economía Cubana (con sede en Miami) recién culminó su evento anual. El primer asunto tratado este año fue la escasez de divisas y energía en nuestro país a raíz del desplome de la economía venezolana.
La idea que destila de este y anteriores encuentros puede resumirse en la siguiente recomendación: Cuba debe apresurar las medidas aperturistas hacia la economía de mercado.
¿Será el único camino?
Por supuesto que no. La crisis abre un abanico de posibilidades, algunas trilladas, otras totalmente nuevas.
He pasado mi vida escuchando sobre el inminente y definitivo colapso del capitalismo. Recelo de los catastrofistas, pero tengo la impresión de que ahora sí va en serio. De tanto crecer, la maquinaria hiper-productiva está topando con los límites biofísicos del planeta y ha comenzado a ahogarse en su propia mierda. Por ese pequeño problemita el desarrollo se ha empantanado y el sistema tendrá que metamorfosear o perecer.
Capitalismo Senil es el paisaje de fondo donde debemos ubicar los posibles destinos de Cuba. La clase hegemónica a ambos lados del estrecho de la Florida ha logrado difundir la festiva esperanza de que podemos llegar a ser un país próspero “normal”. Suponiendo que fuera deseable ya no hay tiempo, porque la economía mundial no repuntará y se aproximan tiempos bien difíciles.
Rechacemos, pues, la paja mental y miremos con seriedad al futuro. ¿Cuáles son nuestras perspectivas reales?
Yo las dividiría en “Malos Conocidos” y “Buenos por Conocer”
Entre las malas conocidas destacan dos pintorescas que a continuación presento:
Estos Malos Conocidos son atractores indeseables a los que podríamos retornar si las cosas salen muy mal: si ponemos todos los huevos en la misma cesta podrida; si destinamos nuestros recursos a fantasiosos proyectos de desarrollo que nos endeuden y arruinen; si la terquedad o estrechez de miras de los políticos desemboca en caos social…
Veamos ahora los “Buenos por Conocer”
Viendo a dónde nos conduce la interrupta carretera al desarrollo y lo terrible que sería un regreso al pasado comunista o colonial, no queda más remedio que pensar, debatir, discutir y crear en torno a la gran cuestión. “¿Cómo queremos pasar la tormenta?”
¿Agachaditos bajo una piedra; a la sombra del padrino del norte o aprovechando el caos para organizar una sociedad sensatamente humana?
Yo soy ambicioso, quisiera lo último. Concentrar nuestros esfuerzos en ello sacaría lo mejor de los cubanos.
Castro y sus seguidores han chapuceado de lo lindo y secuestrado este país, pero han demostrado que es posible el milagro de mantener la nave a flote (e incluso, obtener éxitos sociales asombrosos) sin ceder demasiado a las presiones del capital. Creo que es un buen punto de partida para intentar algo verdaderamente diferente, mientras el Titanic hace aguas.
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