Camilo quiere que yo trabaje

Erasmo Calzadilla

Agradezco mucho a aquellos que comentan mis escritos en el havanatimes, tarde o temprano leo todo con avidez.  Me es muy importante saber qué opinan y piensan, además me hacen compañía y me ayudan a sentir que no ando hablando solo como los locos.

Cuando Landis, Grady, Mark, Luis Miguel, Cristinita, Bob y otros habituales no escriben, me preocupo y los extraño.

Pero esta entrada de hoy se la dedico más bien a ciertos comentadores agresivos como Camilo y Hermenegildo que de vez en cuando suben al havanatimes a descargar su mala leche.

Camilo, Hermenegildo y otros que me llevan recio, ustedes que en varias ocasiones me han invitado a “dejar la muela y ponerme a trabajar”, quiero ponerlos al día.

Desde que me gradué en el 99 siempre he trabajado fijo “para el estado” como se dice acá.  Solo desde hace un año no lo hago pues quedé cesante cuando me expulsó la institución donde era profesor de filosofía.  La causa aparente: mis clases no se ajustaban al programa que dicta el comité central del Partido.

Juro que lo intenté, pero con el tiempo me fui acercando más a lo que yo considero que es la filosofía (un saber gestado con la cooparticipación activa de los aprendice, y no un conjunto de verdades solemnes).

Estaba confiado, mis evaluaciones eran buenas, sentía que a los alumnos les gustaba (con excepciones claro), pero un día se nos ocurrió a un grupo de estudiantes y a mí hacer un círculo de estudios para discutir y pensar cuestiones de política, y de repente todo estalló.

Estábamos a fin de un curso y ya mis alumnos habían sido evaluados con notas entre 3 y 5 por un comité de profesores de la asignatura, pero los interesados en sacarme del INSTEC pasaron por encima de dicho comité y determinaron, mediante encuestas extraordinarias aplicadas a los estudiantes que, por mi causa estos no sabían nada de filosofía, quiero decir, no sabían que el Ser determina a la Conciencia etc., etc.

Desde entonces trabajo en otro centro de educación superior como profesor también pero contratado, porque mi expediente dice cosas que asustan y no he encontrado dónde me quieran fijo.

Así que, Hermenegildo y Camilo, si alguna vez he estado sin trabajo, creo que no deben culparme.

Y para terminar un consejito, ¿me lo permiten? Si desean defender al régimen, como parece que quieren, traten de no lucir como deseosos de morder a lo que opinen diferente. Si en lugar de tirar puyas hicieran alguna que otra reflexión le harían un gran favor a su causa, creo.