¿Quién debe controlar el uso pacífico de la energía nuclear?

Erasmo Calzadilla

El miércoles 12 de octubre Granma publicó un artículo donde se debate este candente asunto.

Después de repasar los accidentes nucleares desde el 79 hasta la actualidad (a razón de uno catastrófico cada 11 años), el trabajo se centra en el asunto de en manos de quién está o debiera estar el uso pacífico de la energía Nuclear: ¿de la OIEA* o de los gobiernos de las naciones?

En el párrafo final se aclara la postura oficial de Cuba:

“Al respecto, Cuba sostiene que cada país es libre de emplear la energía atómica con fines pacíficos según sus necesidades, siempre y cuando este uso se ajuste a los parámetros de seguridad determinados a nivel internacional. Este recurso aporta considerables beneficios a la sociedad…”

Visto así pareciera que para resolver este problema solo existen dos posibles sujetos decisores pero la cuestión es en verdad más compleja porque ni los gobiernos nacionales ni la OIEA parecen representar los intereses de quienes en última instancia sufren las consecuencias de los accidentes y la contaminación cotidiana generada como resultado del uso pacífico de la energía atómica.

La población general de la mayoría de los países no tiene herramientas para impedir o controlar los proyectos ambiciosos y peligrosos que las elites tecnocráticas en contubernio con los gobiernos desarrollan. Por eso la postura de Cuba me parece no solo tibia y ambigua sino también desarrollista, elitista, injusta.

Ni las normas nacionales ni las internacionales han impedido la incidencia de accidentes nucleares periódicos o la acumulación paulatina de desechos radiactivos que son un dolor de ano donde quiera que se ubiquen.

Tal vez buscando complicidad popular la nota periodística no especifica que una cosa es la energía nuclear en la salud donde se emplean pequeñísimas dosis, y otra bien diferente son las plantas nucleares productoras de fluido eléctrico. Aunque ambas vertientes están muy relacionados podrían pensarse, discutirse y votarse de manera individual.

No es menos cierto que las plantas de electricidad que trabajan con energía atómica reducen el consumo de hidrocarburos y el calentamiento global correspondiente, al menos en un cálculo rápido, pero son demasiado peligrosas, y además pueden servir para camuflar o desarrollar armamento nuclear.

Por todo lo anterior, yo, una voz más entre muchas, las desapruebo, y me gustaría que esta opinión mía estuviera reflejada en la postura oficial de la república de Cuba. ¿Cómo lo consigo? ¿la planteo en la asamblea de rendición de cuentas de mi barrio donde no hay ni plantas nucleares ni apenas desarrollo?

Me parece un poco absurdo, creo que voy a tener que usar vías alternativas.

*OIEA: Organismo Internacional de la Energía Atómica.

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