La Academia y el reggae

Por Irina Echarry.  Fotos: Caridad

JazzReggae. La Academia con Jamaica to Toronto.

HAVANA TIMES, 27 oct. — A las cinco de la tarde ya la cola estaba formada, el humo de los cigarros y el olor a alcohol inundaban la entrada del teatro de Bellas Artes. Un público ansioso esperaba que vendieran los boletos.

Era el sábado 22 de octubre y los músicos de La Academia se unían a integrantes del proyecto canadiense Jamaica to Toronto para homenajear a Bob Marley. Una frase que salió del público rompió el hielo: “Viva Bob Marley, cojones” y luego comenzaron a pasar imágenes del cantante en una pantalla.

La Academia, que dirige el percusionista Ruy López-Nussa, se caracteriza por fusionar diferentes ritmos de la música cubana con el jazz.  Para el público conocedor no fue extraño verla sobre el escenario combinando un reggae con bembé; o escuchar una versión en guaguancó de No, Woman no cry.

Sin embargo, algunos Rastas no pudieron resistir la mezcla y se retiraron de la sala. Otros, menos agradables, sostuvieron un “mano a mano” con la orquesta gritando cosas como: “Haz reggae, mi hermano, no cumbia” o “I want  reggae.” Mientras Paul Everton seguía cantando Éxodo a manera de chachachá y el guitarrista David West hacía un solo de la guitarra.

Para algunos religiosos era un sacrilegio a la música rasta que, según dijeron, es fundamentalista y debe permanecer pura, sin mezclarse con otros ritmos. Otra parte del público aplaudía la combinación de reggae con palo (variante de música afrocubana) en el tema One love.

JazzReggae en La Habana

La situación se puso incómoda pues los gritos no cesaban y los músicos comenzaron a responder que “el que no quiera oír música cubana puede irse.”  A pesar de eso, su esfuerzo por mantener la calma y la buena energía fue tan loable como la ejecución de cada uno de los temas.

Esta fue una gran iniciativa del proyecto canadiense y un excelente concierto de La Academia que demostró que la música va más allá de religiones, fanatismos o pensamientos rígidos.

Ruy López-Nussa agregó que “esto se trata de unirnos, no de separarnos.”  Es una pena que este estreno mundial haya sido incomprendido por algunos que pensaron que “el espíritu no estuvo allí” refiriéndose a Marley, a lo que alguien respondió que “su espíritu está en el caribe.”

De todas formas nada pudo opacar el trabajo de los músicos y el bienestar de los otros presentes en la sala que rieron con la niña que subió al escenario a bailar  It’s love y movieron los hombros con I shot the sherif a ritmo de timba.

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3 thoughts on “La Academia y el reggae

  • ¡Vaya! la clase, la cultura, el tacto y las formas no se compran, y al parecer tampoco con la edad llegan. ¿Que es eso que un puñado de individuos en la tarima se atrevan a responderle al público? ¿Quién o quiénes fueron esos a los que les ocurrió decir “el que no quiera oír música cubana puede irse.”? Ya una vez un conocido me lo dijo: “los músicos somos músicos, no artistas, no queremos ser artistas, somos músicos…” no es necesario decir que este come-bazofia difícilmente abre un libro, se informa del acontecer en los ámbitos político, social, cultural, etc., y sale sobrando que él es uno más de ese cúmulo de seres rastreros que se conforman con hacer ruido, desarrollar sólo cierta técnica con un instrumento para luego regocijarse diciendo que son alguien a partir de esa simplona actividad que realizan. Cuánta lástima provocan.

  • Ramiro, le juro que los músicos tuvieron una paciencia extrema, la situación era insostenible, los gritos de los “ofendidos” del público no cesaban e impedían el buen curso del concierto. Hasta el resto del público estaba molesto y mandaba a callar a los que gritaban (que en vez de retirarse se quedaron para poner malo el ambiente). No sé si los que integran el grupo se consideran músicos o artistas (no los conozco personalmente), pero son seres humanos que no podían hacer bien su trabajo. De verdad, era una situación desagradable y aún así no dejaron de tocar y de brindar buena energía, creo que eso es algo ¿no?.

  • Ya la cosa se torna de otro color, Irina, bastó la explicación y además el recuerdo que tengo DE ALGUNOS de esos “rastas” habaneros(dados al alcohol, intolerantes por demás, alérgicos al debate y a los discursos distintos a sus pobres ocurrencias) Dentro de la tira de gente con la que he tenido oportunidad de cruzar palabra, he encontrado creencias y posturas diversas, entre ellas las de los llamados seguidores de la cultura rastafari, que por cierto -en su esencia- tiene sustento político más que religioso; esta clase de sujetos con quienes he tenido un diálogo ameno y bajo la cordialidad, misma que no implica nunca ceder un centímetro en las posturas de cada quien, pero que tampoco supone agreción bajo ninguna circunstancia. Esta clase de tipos con quienes he convivido, adeptos a la mariguana, siempre han mantenido una conducta si no ejemplar al menos correcta bajo toda circunstancia, me consta porque he acudido con ellos a presentaciones de grupos donde es común que la violencia se instale porque sí y ellos se han mantenido al margen. Bien, toda esta línea anterior viene para sostener la idea que siempre ha manejado este grupo en favor de la no agresión, la no violencia hacia otro individuo, animal o elemento alguno del ecosistema. Por esta misma idea termino concediéndote plenamente la razón, Irina, y concuerdo con tu sentir si esta clase de alimañas actuaron de manera agresiva ante la agrupación musical y el resto del público; sencillamente pillos así no tienen cabida en ningún acto público, en ningún recinto. Saludos.

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