Las revoluciones del futuro

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — Hace más que cuatro años escribí un comentario, que se publicó en Havana Times, con el título La revolución pacífica dominará el mundo. En ese trabajo daba por seguro que los pueblos, cuando palparan las enormes ventajas que les trae una revolución o simplemente un gobierno de izquierda, que se preocupe más por los humildes que por los capitalistas, nunca más se dejarían engañar por los cantos de sirena del capitalismo neoliberal.

Tengo que admitir que me equivoqué, pues subestimé el poder del imperialismo y su capacidad de comprar conciencias y sufragar grandes campañas mediáticas y guerras económicas para hacer sufrir a los pueblos que escojan el camino de la revolución socialista, para después decir que ese sufrimiento se debe a la ineficiencia del socialismo.

A través de la historia de los últimos 60 años el imperio ha utilizado los más diversos métodos para garantizar gobiernos que estén acordes con sus intereses en todo el mundo. Desde el asesinato político de dirigentes progresistas, hasta cruentos golpes de Estado para imponer dictaduras de corte fascista que han asesinado, torturado y desaparecido a cientos de miles de personas. Recordemos el Plan Cóndor en América Latina, sobre lo cual se ha escrito, aunque quizás no lo suficiente.

Estoy seguro que el pueblo estadounidense, en su mayoría, no conoce en qué consistió ese macabro plan, pues la censura no permite que se dé a conocer la verdad, cuando esta va en contra del sistema al mostrar sus desmanes.

En los últimos años se ha recurrido a otros métodos, quizás menos burdos que las dictaduras fascistas, pero igualmente crueles contra los pueblos que necesitan y defienden su libertad de elegir su bienestar.

En el futuro inmediato, la lucha se plantea como una batalla de ideas en la que los pueblos tendrán que ir ganando conciencia y radicalizando su actuación, pero es una batalla difícil por lo antes señalado. Hoy por hoy, si la derecha jugara limpio, muy poco podría ganar ante la izquierda, pues ya el neoliberalismo ha dado muestras de su agotamiento y su fracaso, aunque insisten en aplicarlo, porque no tienen otro plan.

A más largo plazo, lo que les espera a los pueblos es el resurgimiento del fascismo, porque ya al imperialismo se le van agotando las fórmulas para mantenerlos sojuzgados. La lucha de las ideas habrá que mantenerla como soporte ideológico para que no puedan engañarlos tan fácilmente, pero no será suficiente. Las revoluciones costarán sangre y habrá que imponerlas por la fuerza.

Que conste, que no soy partidario de la violencia, pero mientras exista el imperialismo, no veo posibilidades de obtener por la vía pacífica lo que los pueblos necesitan y merecen. Las generaciones presentes hoy tal vez no alcancen a ver los nuevos escenarios en un mundo sumergido en un cambio climático irreversible ocasionado por el desenfreno y la sed de ganancias del capitalismo, al que no le importa el sufrimiento de las futuras generaciones.

En medio de esas condiciones y tal vez con escasez de agua y de combustibles, tendrán que hacerse las revoluciones del futuro.