Un poco sobre el grafiti cubano

Daisy Valera

Grafiti cubano.

Algunos interesados en el grafiti en la isla coinciden en que la aparición del arte callejero cubano se remonta aproximadamente al año 2000.

Esto asociado con el hecho de que en la bienal de ese año participaron varios grafiteros extranjeros, mostrando sus habilidades.

Aunque es en La Habana donde el movimiento grafitero ha tenido una mayor fuerza e impacto, por estos días el grafiti a comenzado a extenderse por todo el país incluso atrayendo la atención de la prensa.

Muestra de lo anterior fue un corto informativo mostrado las pasadas vacaciones donde se hacía mención a la presencia en Holguín (ciudad de la zona oriental de Cuba) del grafiti autorizado por instituciones culturales y otros que decidieron llamarle inapropiados.

La cosa quedó presentada así: solo las pintadas que se realizan después de recibir la aprobación de una institución estatal son válidas y pueden considerarse arte y las restantes carecen de valor cultural y solo maltratan la propiedad social.

A mi no me quedó más que discrepar, el grafiti vandálico cubano es de una importancia mucho mayor.

Podemos citar como ejemplos los que se reducen a las firmas, como son “EL Sexto” y “Buldog” y otros que van un poco más allá en complejidad utilizando plantillas y pegatinas.

Grafiti cubano.

Dentro del grafiti de plantillas se destacan por su número los que junto a cascos de militares o granadas muestran las siglas “BCD,” que los interesados en esta forma de arte traducen como: Bajo condiciones difíciles, y todos sienten que hace referencia a las condiciones del país.

Otras de este tipo son las que muestran la palabra “LOVE” y  “Prisión” (utilizando las letras “s” e “i,” como un número 51), esta última algunos creen que se relaciona con los años pasados desde la revolución de 1959.

Un grafiti menos frecuente es el que muestra un buró y luego de un signo de igual la imagen de un carro, y también un pico y luego del singo de desigual las siglas CUC, este se piensa que se refiera  a la  existencia de una burocracia privilegiada y la imposibilidad de los trabajadores de acceder a un salario que les alcance para vivir.

Después de esto se puede pensar que los grafiteros vandálicos cubanos no realizan sus obras solo por sentir adrenalina y escapar de la policía que en mucho de los casos, confisca los caros materiales de trabajo.

El grafiti muestra una necesidad de expresión de un sector de la juventud y definitivamente se asocia con los orígenes del grafiti mundial; una forma de enfrentamiento con el orden político social existente.

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