Chovinismo a la cubana

Yenisel Rodríguez Pérez

Foto: Caridad

HAVANA TIMES — El exclusivismo o chovinismo es despotismo etnocéntrico blando. Tiene una variante que se práctica mucho en Cuba. Le llamaré exotismo turístico tercermundista. De este modo nos insertamos en el mercado mundial de las identidades.

Toda cultura, o si se quiere toda nación, posee sus propios referentes y manifestaciones de lo bello y lo feo, de lo bueno y lo malo, de lo real y lo falso. Es la dimensión particularizada dentro del proceso globalizador.

Ahora, que una de esas culturas logré insertar grandes cuotas de su idiosincrasia en la imagen final de una identidad globalizada, no puede hacernos creer que aquellas no corren la misma suerte, carecen de esas mismas realidades culturales que aquellas han globalizado.

Esas valoraciones estereotipadas que nos asignan la exclusividad carismática y solidaria, hacen mucho daño a lo auténticamente cubano. Lo simplifica, lo caricaturiza y nos unilateraliza. No existe una realidad única desde la cual “seamos” los cubanos.

En mi opinión, lo que eleva a “lo cubano” es el haber logrado emerger como un tercero nuevo del encontronazo entre lo indígena precolombino y una Modernidad a la española. Nuestro Ser existe gracias a esa eclosión sociocultural que logró que los mitos fundacionales, construidos por la historia oficial, sólo habiten en el imaginario popular contemporáneo como testimonio de dominaciones fallidas.

Y esperemos que los mitos fundacionales oficiales continúen terminando como relato de dominaciones pasadas.

Nos engrandece haber cultivado una Modernidad que no es permanencia ni variación de la matriz cultural europea, ni continuación de la cultura originaria. Dentro de esta forma de SER Modernos habita ese otro modo más específico de ser cubano: el mundo-de-vida-popular cubano.

Este mundo de vida no se autentiza por poseer el monopolio paradigmático de la alegría, la sensualidad o la musicalidad humana. No, esto más bien nos indefine como productos comerciales globalizados.

El mundo-de-vida-popular  se tipifica por un sujeto que necesita de la vida pública para darle sentido a su vida. Este sujeto popular aún logra generar una integración social sustentada en el afecto, retardando esa concientización de las desigualdades de clase y estatus que han llevado a otras sociedades de la región a una desintegración social muy grande.

No es una peculiaridad que nos vaya a durar mucho, pero aun hoy es parte de nosotros.

El afecto comunitario prevalece aún sobre la individualización racional. Esto es ser cubano, pero cubano de pueblo. La élite política, social y económica aún se aferra en poner a punta sus cohetes espaciales para lograr regresar a la realidad nacional.

Es decir,… están en la luna.

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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3 thoughts on “Chovinismo a la cubana

  • Uhmmmm… tan profundo que no sé adonde vas a parar. Papel sanitario, supongo. Bueno, que viva la indio_sin_gracia!!!!

  • Traduciendolo al español: los cubanos nos creemos que somos el ombligo del mundo y hablamos porqueria por toneladas. cuando nos caigamos de la cuna y se nos habra la mollera nos daremos cuenta de cuanto tiempo hemos perdido

  • Disculpa, Yenisel, pero creo que Cuba sí es una variación de la matriz cultural europea (más bien, Occidente). Me señalarás la cultura con ritmos africanos, pero eso no basta. El surrealismo también utilizó todo el bagaje cultural de África y Oceanía, y no por eso decimos que no es occidental. Nuestra sociedad, nuestras familias, nuestra vida política, nuestra lengua, todo eso es occidental, lamentablemente en esos aspectos no logramos perpetuar nada indígena ni africano. No es por gusto que lo africano e indígena, es arrinconado en la cultura: estudiar una democracia yoruba nos recordaría demasiado nuestra falta de democracia, estudiar las confederaciones taínas recordaría demasiado nuestro verticalismo. Por supuesto que eso también ocurre con la propia cultura occidental: estudiar los municipios castellanos, ¿no sería poner en evidencia como los actuales no alcanzan las cuotas de poder que aquellos? El mito fundacional principal está intacto: el Estado como ente suprasocial, administrador último y fuente de legitimidad, por eso nuestras repúblicas han sido en su mayor parte monarquías absolutas en busca de un “rey bueno”. Es el mito también de que el Ejecutivo es el Gobierno, reyes electos, mesías iluminados… Es el cesaropapismo, el monarca abasí, el Kaiser, los dictadores españoles, generales franceses, las juntas militares americanas, los gobierno revolucionarios fundados sobre y para un Líder Máximo: todos expresiones del occidente que desciende de Platón…

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