Cuba, la moneda y los cambios

Por Cubaencuentro

Foto: Juan Suárez

Sobre la reforma monetaria se debe señalar que la devaluación es inflacionaria, mientras que terminar con los subsidios lleva a despidos

HAVANA TIMES – Se anunció en Cuba el inicio en enero de una reforma monetaria que se esperaba desde hace mucho tiempo, unificando el sistema de moneda dual y el tipo de cambio múltiple en un intento por inyectar más dinamismo a una economía de planificación centralizada, escribe Marc Frank, de la agencia Reuters.

Las reformas fueron adoptadas por primera vez en un congreso del Partido Comunista hace una década, mientras avanzaba hacia un sistema impulsado por el mercado y nexos más estrechos con la economía internacional. Las reformas se estancaron debido a divisiones internas y la burocracia.

¿Cómo funciona el sistema monetario de Cuba?

Durante casi tres décadas, dos monedas han circulado en la nación: el peso y el peso convertible (CUC), ambos oficialmente valorados con una tasa de uno por cada dólar. Tampoco se comercializan fuera del país.

Los tipos de cambio son, sin embargo, de varios tipos: 1 por 1 para empresas estatales, 24 pesos por 1 CUC para el público y para varias empresas mixtas, salarios de la zona especial de desarrollo Mariel y, por ejemplo, para transacciones entre agricultores y hoteles.

Cuba creó el sistema como parte de un paquete de medidas para abrir su economía después del colapso de la Unión Soviética.

Si bien el sistema ayudó a la Isla a superar el impacto del colapso soviético, terminó ocultando también la situación económica real.

¿Qué cambia ahora?

Se eliminará el CUC. El presidente Miguel Díaz-Canel dijo que dejaría el peso a una tasa fija única de 24 por dólar, eliminando otras tasas más favorables en la primera devaluación oficial del peso desde la Revolución cubana de 1959.

¡Adiós CUC, hola dólar!

El Gobierno ha comenzado a abrir una serie de tiendas que venden bienes de consumo por dólares y otras monedas negociadas internacionalmente, aunque solo mediante una tarjeta bancaria.

El aparato gubernamental sostiene que esta es una medida temporal, pero la dolarización parcial también brindará cierta estabilidad para las familias que reciben remesas. Sin embargo, la mayoría de los cubanos sufren los escases que persisten en las tiendas que venden en pesos.

Mientras tanto, las empresas estatales y privadas ahora pueden mantener cuentas en moneda negociable con el 80 % de sus ganancias de exportación en lugar de entregarlo al Estado.

¿Terapia de choque?

La devaluación es inflacionaria, mientras que terminar con los subsidios lleva a despidos. Sin embargo, el Estado dice que espera evitar cualquier “terapia de choque” en la economía en la que fijan la mayoría de los precios y salarios.

Los economistas esperan una inflación de tres dígitos, y el Gobierno ha dicho que la devaluación inicial irá acompañada de un aumento de cinco veces en los salarios y pensiones estatales promedio, cuando muchos precios controlados por el Estado también pueden subir.

Pero el aumento salarial no se aplica a alrededor de dos millones de los más de siete millones de la fuerza laboral del sector privado, el sector informal o que simplemente no trabajan.

Mientras tanto, dicen que las empresas estatales, por regla general, ya no recibirán subsidios.

El Gobierno añadió que los residentes tendrán 180 días para cambiar pesos convertibles una vez que salgan de circulación.

¿Por qué ahora?

La nación caribeña busca revertir su peor crisis desde la caída de la Unión Soviética con un crecimiento que se desplomará más del 8 % este año con un impulso a las condiciones comerciales y de productividad.

El país depende de las importaciones para más del 50 % de los alimentos y el combustible que consume, además de los insumos para la agricultura y los productos farmacéuticos. Sin embargo, una combinación de sanciones estadounidenses, errores económicos locales y la pandemia han destruido la capacidad de la Isla para obtener divisas negociables.

Cuba ha ido acumulando deudas rápidamente en los últimos años, sin dejar de sufrir la escasez de productos básicos, desde alimentos y productos de higiene personal hasta medicamentos y combustibles.

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