Fertilizantes: inversiones fecundas, pero…

Por Lázaro González

La planta de fertilizantes de Nuevitas.

HAVANA TIMES, 2 marzo — “Hace mucho tiempo abonar los cultivos se ha convertido en un dolor de cabeza para los campesinos cubanos. Luego de siglos de explotación, el déficit de nutrientes en los suelos deprime los rendimientos. El uso racional de fertilizantes para incrementar las producciones es una necesidad imperiosa, que no siempre encuentra políticas coherentes con la estrategia de sustituir importaciones”, asegura Carlos González, un destacado productor pinareño.

Es muy común recorrer nuestras zonas rurales y escuchar a los agricultores quejarse de la carencia de fertilizantes para abonar las plantaciones de frijoles y mejorar las cosechas; sin embargo, cada año el Estado gasta millones de dólares en importar miles de toneladas de ese grano.

De un complejo industrial que llegó a producir más de 30 millones de toneladas de fertilizantes durante los años 80, en la actualidad Cuba solo cuenta con dos fábricas, cuyas producciones sumadas no llegan a 100 000 toneladas. Una, la Empresa Rayonitro, de Matanzas, elabora únicamente mezcla física; y la más importante, la Revolución de Octubre, de Nuevitas, Camagüey, hace además nitrato de amonio en sus dos variantes: técnica y fertilizante.

Flujos renovadores

El tiempo no perdona, y la ausencia de inversiones tampoco. Muchas de las instalaciones de la industria nuevitera acusan un deterioro acumulado, en algunos casos, irremediable ya. En otros, los equipos funcionan gracias al ingenio, sacrificio y sentido de pertenencia de los trabajadores, especialmente los de mantenimiento. Hasta hace dos años toda la tecnología databa de la fundación de la fábrica, en 1975.

Con el objetivo de rescatar la capacidad original de la planta de nitrato de amonio (200 000 toneladas anuales), la Revolución de Octubre acomete desde finales de 2008 un proceso de modernización tecnológica y reparaciones, en colaboración con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.

“Para eso –explica Abilio Jiménez, titular de la Dirección Integrada de Proyecto (DIP)- era necesario además restaurar los servicios auxiliares: de agua tratada, de enfriamiento y el aire de instrumentación, así como la planta de ácido nítrico, materia prima esencial del nitrato de amonio”.

Según los propios obreros, esta última planta, única en Cuba, resulta el cuello de botella de la producción final. Iraida Fabré, veterana jefa de turno de la planta, con 26 años de experiencia en el sector, dice que el flujo de agua para alimentar las calderas era un dolor de cabeza hasta hace poco, porque “teníamos unas bombas de 6 000 voltios que por su antigüedad no daban la capacidad requerida”.

Con la reciente puesta en marcha de una bomba alemana nueva, que logra una alta presión de descarga y entrega 40 metros cúbicos de agua por hora, el panorama ha cambiado. “Antes fabricábamos unas 92 toneladas de ácido nítrico en cada turno, ahora hacemos hasta 98. Ya podemos satisfacer las exigencias de una producción máxima de nitrato de amonio”, dice Fabré.

La planta de fertilizantes de Nuevitas.

Para mejorar la eficiencia de la planta fueron adquiridos en el exterior 10 mallas de platino, aún insuficientes, y están sometidos a reparación capital los turbocompresores, que elevan la presión de la mezcla de gases.

Paradojas infértiles

Otro de los serios problemas que aquejaba a esta industria era el estado técnico de las torres de agua de enfriamiento, solucionado desde julio pasado, cuando comenzaron a funcionar 12 modernas torres, de tecnología española, con un sistema automatizado, directamente vinculado con la demanda del proceso productivo.

Compresores de aire, de amoníaco, condensadores evaporativos, catalizadores y elementos de redes, son algunos de los frutos del proceso inversionista, que simplifica la instalación fabril y aumenta la eficiencia en el uso del amoníaco, la electricidad y el agua.

De acuerdo con Jiménez, hasta la fecha se han ejecutado casi 9 millones de pesos, de ellos dos tercios en dólares. “Nuestro propósito es recuperar el monto de la inversión en poco más de dos años”. La capacidad instalada asciende a 90 000 toneladas al año, y debe incrementarse hasta 140 000 muy pronto, según el empresario.

“En el estudio de factibilidad proyectamos producir, cuando recuperemos la capacidad original, 50 000 toneladas para la exportación y 150 000 para el mercado nacional -apunta-. Sin embargo, ahora están más seguras las exportables que las de consumo interno.

Hoy trabajamos según los pedidos de los ministerios de la Agricultura y el Azúcar, que son muy bajos. Producimos menos de lo que podemos hacer: el año pasado apenas fabricamos 30 500 toneladas, una tercera parte de la capacidad disponible”, sostiene Jiménez.

“En 2010 trabajamos solamente unos 115 días. Cada vez que echamos a andar gastamos mucha energía porque la arrancada demora entre 18 y 20 horas. Y, después del amoníaco, la electricidad es nuestra principal materia prima. Cuando se detiene la producción reubicamos a la mayoría de los trabajadores en las obras de ejecución de la inversión, pero algunos se van interruptos.”

El nitrato de amonio técnico producido en la Revolución de Octubre se usa para fabricar gases anestésicos y explosivos, y es el más demandado en el mercado internacional. Los principales destinos son Venezuela, República Dominicana, Colombia y Surinam. El año pasado exportamos más de 4 500 toneladas. Una tonelada de nitrato de amonio ronda los 300 dólares.

A todo pulmón

Planta de fertilizantes de Nuevitas.

Entre las producciones secundarias de esta empresa destacan el agua de afeitar, de colonia, la pintura de cal, solución electrolítica (ácido de batería), productos limpiadores, como el nitrofuman que sustituye al conocido salfuman, con muy buenos resultados en la limpieza de los baños.

“Esas producciones las hacemos a pulmón, buscando en la Empresa de Recuperación de Materias Primas, haciendo festivales, porque la situación de los envases nos golpea fuertemente. En estos momentos batallamos para lograr utilidades, porque las exportaciones no nos dejan moneda nacional”, se lamenta Jiménez.

Recientemente estrenaron en el mercado el nitrato de calcio, un fertilizante hecho a base de cal y ácido nítrico, que sustituye importaciones. El inconveniente de este producto es que el importado llega sólido al cien por ciento de concentración, y aquí lo producen líquido al 50 por ciento, porque no poseen la tecnología para el secado. “Pero las pruebas realizadas en las casas de cultivo del municipio han arrojado resultados muy positivos”, asegura Jiménez.

2 thoughts on “Fertilizantes: inversiones fecundas, pero…

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