Rosa María Payá pica alto con su papalote

Por Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES – Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, rompió sorpresivamente su conducta respecto a la disidencia política, al dedicarle tres artículos de fondo a la iniciativa de Rosa María Payá, líder de la Red Latinoamericana por la Democracia, quien por segundo año consecutivo intentó la presencia en La Habana de políticos prominentes, Andrés Pastrana y Jorge  Quiroga, quienes recibirían el Premio Oswaldo Payá Libertad y Vida 2017.

El primer panfleto  correspondió a la edición del miércoles 7 de marzo, cuando los exmandatarios de Colombia y Bolivia arribaron al aeropuerto internacional José Martí, donde la hija del fallecido premio Sajárov esperó a sus invitados. Sorprende la gentileza de las autoridades con la joven opositora, acusada públicamente de “generar inestabilidad, dañar la imagen internacional del país y afectar la marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros países.”

Al tiempo que llaman despectivamente “grupúsculo” a la organización que ella preside, le reconocen la extraña capacidad de generar inestabilidad por el solo hecho de planificar la ceremonia en su casa familiar, único sitio permisible, pues imaginamos que cualquier otro escenario era de antemano prohibido.

En cuanto a dañar la imagen internacional de Cuba, se trata de imponer el sinónimo político gobierno=Cuba, ya que el texto sigue con una alusión directa a las relaciones diplomáticas. Vaya, se empina lo que parecía un simple papalote, cuya mera presencia en un cielo despejado se convierte en objeto amenazante.

Dados los estrechos vínculos gubernamentales entre Cuba, Bolivia y Colombia, no es aceptable la extraordinaria capacidad atribuida a la hija de Payá, con más apellido que historial, ejecutoria real o seguidores de carne y hueso. La flecha pudiera apuntar a España, porque el proyectado evento opositor tiene entre sus patrocinadores a la Iniciativa Democrática de España y Las Américas (IDEA).

Entre los expresidentes que aglutina IDEA se encuentran el Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias (Costa Rica), José María Aznar (España), Felipe Calderón y Vicente Fox (México), Sebastián Piñera (Chile), y Álvaro Uribe (Colombia).

No andan bien las cosas con los españoles, a pesar de largas conversaciones lideradas meses atrás por la Unión Europea, dispuesta a favorecer al Estado cubano en el marco de su crónica crisis económica; los negociadores del viejo continente terminan constatando que so será verdad una apertura hacia la tolerancia política en Cuba. El asunto transita por el Palacio de la Zarzuela, interrumpiendo la programada visita de los reyes de España.

El artículo del siguiente día, una Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, es más de lo mismo, pero hay algunas expresiones, al parecer, hechas para insuflarle aire al papalote en su atrevido empinarse al cielo:

“La operación se ha realizado (…) utilizando como instrumento un grupúsculo ilegal anticubano.” La llamada Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia no radica legalmente en La Habana, anda de visita itinerante entre cualquier país del hemisferio nuestro y la gran isla caribeña. Permanece, esencialmente, donde le coja la noche a Rosa María Payá.

“Se pretendía esta vez montar un espectáculo que afectase el normal desenvolvimiento de las elecciones generales en Cuba.” Asombran las afirmaciones deliberadas, propias de un sistema de propaganda  carente de argumentos, cuya única opción es inventarlos. Dice una máxima de la psicología de masas al estilo goebbeliano que entre más exagerado el argumento, mejor.

Por último, acusan a los que intentaron ser protagonistas de la ceremonia de entrega del Premio Payá Libertad y Vida la pretensión de “violentar el orden constitucional que libremente hemos escogido.”

La oración afirma categóricamente, pero nada aporta, deberían decirnos cómo se justifica el acto de “violentar el orden constitucional”.

Tratándose del acto cívico supremo de las votaciones, nunca elecciones porque en Cuba no existe margen popular para elegir, es decir, escoger libremente, llegó el domingo tan “amenazado” por la insignificante organización que lidera Rosa María.

Idos los peligrosos políticos latinoamericanos, la iniciativa CubaDecide, también bajo el liderazgo de la mencionada opositora, trató de hacer valer el derecho constitucional de todo cubano a estar presente durante el desarrollo de las llamadas “elecciones”, especialmente durante el cierre de las urnas y el conteo de las votaciones. El resultado fue una decena de activistas  detenidos, junto a otros que ni siquiera pudieron moverse hacia los colegios electorales.

Utilizando el lenguaje de Granma, esta vez sí “violentaron el orden constitucional.”

Sin embargo, aunque el papalote de la hija del Premio Sajárov Oswaldo Payá Sardiñas picó alto, las iniciativas de CubaDecide no cuentan con mucha aceptación dentro del amplio y muy dividido arcoíris opositor cubano. Le critican que pertenece al exilio, mientras los palos de la policía van a las espaldas de los marchantes que desafían al Gobierno en las calles.

Antonio Rodiles, líder junto a Ailer González del Foro por los Derechos y Libertades, resume su opinión: “Estamos asumiendo absolutamente todos los costos. Tenemos todo el peso moral para decir qué creemos que puede funcionar”. No por ello Ailer le concede cierto valor a las acciones  que encabeza Rosa María: “Aplaudo su trabajo en la arena diplomática, visibilizando la situación cubana.”

Hablando de política, lo que no puede obviarse, aquí o allá, termina reafirmándolo Rodiles: “El campo de batalla final es la Isla.”

Vicente Morín Aguado: Mardeleva287@gmail.com