Cubanos que regresan a Cuba

Foto: Raquel Pérez Díaz

Por Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES — Mauricio es técnico medio en economía y graduado de la escuela de hostelería del Hotel Sevilla de La Habana pero en Cuba no había podido ejercer su profesión. En el 2003 su hermano, que ya vivía en España le propone salir. “Yo trabajaba como taxista de forma ilegal, arriesgándome a meterme en problemas, así que decidí que lo mejor era irme”. Y en España “encontré lo que buscaba, oportunidades de trabajo y de desarrollarme profesionalmente. En aquellos tiempos no había crisis y había mucho trabajo de hostelería. Dejabas uno y a la semana estaba trabajando en otra parte”.

Recuerda que le “fue engorroso acostumbrarme al sistema de buscar trabajo. En Cuba nunca había existido eso de salir puerta por puerta entregando tu currículo. Me daba un poco de corte hasta que me di cuenta de que era normal y que si no lo hacía me moriría de hambre. Así que recorrí bares, restaurantes, dejando mis datos y esperaba que me llamaran. Es lo que está haciendo la gente ahora aquí con el trabajo por cuenta propia, por mi puerta pasan todos los días jóvenes buscando trabajo. Eso antes era impensable”.

El restaurante de Mauricio se llama ‘Toros y Tapas’. Foto: Raquel Pérez Díaz

El primer choque en España fue con el ritmo de la hostelería. “El trabajo que en Cuba lo hacen 2 ó 3 en España lo hace 1. Los salarios no son iguales pero el trabajo allá es muy movido, muy movido. Yo aquí hablo sobre eso con los chavales que trabajan conmigo pero les cuesta coger el ritmo. Yo me he adaptado al punto de que no hay cosa que me moleste más que tener un cocinero que me arrastre lo pies, eso lo aprendí allí”.

Mauricio agradece a España por el bagaje que le dio. “De allí traigo todo el conocimiento, todo lo aprendido. Ideas innovadoras tanto a nivel empresarial como profesional. Y todo lo aprendí por las buenas, cuando me preguntaban siempre decía que sabía hacerlo todo y después me metía en Internet por las noches para ver cómo se hacia ese plato. Encontraba una receta para 4 personas y al día siguiente la preparaba para 60 comensales”.

El regreso

Recuerda que “estaba trabajando de segundo en la cocina de un hotel en Ibiza cuando me llama mi hermano para decirme que había pasado por Cuba y visto una casa muy buena para montar un restaurante. Y me pregunta si estoy dispuesto a volver para llevar el negocio, le dije que me diera una semana para pensarlo, llevaba 14 años allí y el paso era difícil pero finalmente le respondí que sí”.

Eligieron Cuba “porque la cocina que yo había aprendido es la que hace todo el mundo en España, en cambio en Cuba la hacen muy poca gente. Yo he trabajado por toda España y me nutrí de las recetas regionales. En mi restaurante servimos callos a la madrileña que solo se venden en Cuba en dos sitios, cabeza de jabalí somos los únicos que la ofrecemos, igual que la carrillada”. Aunque trata de adaptarse a los productos que más abundan en la isla, “la carta incluye mariscos, pescado, cochinillo, conejo pero todo preparado de manera diferente a como está acostumbrado el cubano”.

El negocio marcha mejor de lo que esperaban, “teníamos pronosticado unos meses de pérdida, como en todo negocio que se inicia, pero hasta ahora nunca hemos tenido pérdidas. Vamos creciendo poco a poco, no hay tanta gente con dinero y cada vez hay más restaurantes”. Sin embargo, a pesar de todo reconoce que en Cuba “con menos dinero haces más que afuera. En Madrid no hubiera podido tener un restaurante como este en una zona así, Miramar es como Velázquez o el barrio Salamanca”.

Mauricio es técnico medio en economía y graduado de la escuela de hostelería del Hotel Sevilla de La Habana. Foto: Raquel Pérez Díaz

“Te acostumbras a vivir otra vez aquí aunque te molesta que te falten algunas cosas”, dice y lo primero que menciona es Internet, “eso de tenerlo en el móvil y poder consultarlo todo. También extraño a los colegas, como extrañé a los colegas de aquí cuando me fui a España y ahora cuando regreso encuentro que unos están casados otros se han ido. Vuelves a partir de cero otra vez”.

Dice Mauricio a Público que “repatriarse no es un trámite complejo, vas al consulado, llenas unos formularios y tienes que venir aquí. Eso sí debes tener alguien que te acepte en su vivienda mientras compras otra, en mi caso fue mi madre. Te dan además la posibilidad de traer un contenedor con los bienes que has adquirido durante tu vida fuera de Cuba”.

Pero los sentimientos son más complejos que los trámites legales. “Regresar se siente extraño, por más que uno lleve muchos años fuera de su país, apenas unos meses después de regresar parece que no te hubieras ido nunca de aquí. Es un sentimiento raro, es volver a estar en tu país y, aunque te molesten algunas cosas, no dejas de sentirte que estás otra vez en casa”.

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