Cuba abre su agricultura a la inversión extranjera

Fernando Ravsberg*

El Embajador de Brasil en Cuba, asegura que la línea de créditos es de más de U$D 1000 millones. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — En la próxima zafra azucarera cubana la empresa brasileña Odebrecht administrará un central de la provincia de Cienfuegos. Serán los primeros extranjeros en participar en esa agroindustria desde que en 1959 se nacionalizaron los ingenios controlados por EEUU.

Las inversiones brasileñas crecen rápidamente gracias a un crédito nacional, de “alrededor de 1000 millones de dólares, con el puerto y con los créditos para adquisiciones, tal vez un poco más”,  según explicó  José Felicio, embajador de Brasil en Cuba.

La industria azucarera fue, desde la colonia, el motor de la economía cubana, sin embargo, a partir de la crisis económica de los 90 cayó en picado, de unas 7 millones de toneladas que producía en los 80 pasó a 1.38 tonelada en la cosecha del pasado año.

Intentando revitalizar el sector, el gobierno ubicó al frente del ministerio a uno de los generales más reconocidos y después disolvió el ministerio, convirtiéndolo en grupo empresarial pero nada ha logrado que la industria azucarera alcance ni siquiera sus modestísimas metas anuales.

Y vienen más

Desde 1990 la industria ha tenido una caída brutal, de 7 millones de toneladas a poco más de 1. Foto: Raquel Pérez

Haber autorizado a Odebrecht a invertir y administrar un central es una muestra de la prioridad que concede el gobierno cubano a las relaciones con Brasil, que en este momento construye además la mayor obra del país, el puerto de Mariel, de unos U$D 800 millones.

Según el embajador Felicio la estrategia regional brasileña es aprovechar la bonanza económica para impulsar a toda la región, dado que Brasil no podría crecer al margen de sus vecinos pobres “porque lo que va a suceder es que esa pobreza se va a trasladar”.

Agrega que en Cuba piensan producir electricidad con el bagazo de la caña, “nosotros tenemos experiencias, nuestras plantas son eficientes y tal vez se consiga algún crédito brasilero para importar calderas y máquinas de turbina para producir  electricidad”.

El contrato para la administración del central azucarero “5 de septiembre” será de 13 años y otras 3 empresas extranjeras estarían negociando acuerdos similares a pesar de que la ley de EEUU sanciona a quienes inviertan en propiedades que fueron nacionalizadas.

De locomotora a vagón de cola

La mitad de los centrales azucareros de Cuba fueron cerrados debido a que los costos de producción eran más altos que el precio del azúcar en el mercado internacional. Foto: Raquel Pérez

Muchas veces se especuló con la posibilidad de inversiones en la agricultura pero nunca, hasta ahora, se atrevieron a dar el paso. El hecho de que esté totalmente en manos cubanas era percibido por algunos como un símbolo de soberanía nacional.

Otro de los problemas que enfrentaba la dirección política del país era que muchos inversores extranjeros quieren producir azúcar para generar biocombustibles, algo a lo cual se había opuesto de forma pública y radical el ex presidente Fidel Castro.

Finalmente optaron por dejar de lado la agroindustria reduciéndola a la mitad, se paralizaron 70 centrales y se reubicaron de miles de trabajadores. Fue un tsunami social que convirtió en pueblos fantasmas a los bateyes que rodeaban los ingenios de azúcar.

Entonces se dijo que en los campos que habían estado ocupados por la caña se crearían granjas para producir alimentos pero lo cierto es que lo que más se “cosechó” fue marabú, una hierba mala espinosa que invadió la mitad del total de tierras cultivables del país.

Política y azúcar

Durante la primera mitad del siglo XX, los EEUU compraban una cuota azucarera a Cuba con precios preferenciales, lo cual permitía mantener un nivel de ventas estable y rentable. Sin embargo, eso se acabó con el triunfo de la revolución.

La industria azucarera cubana está tecnológicamente obsoleta. Foto: Raquel Pérez

La reforma agraria nacionalizó centrales azucareros y tierras propiedad de empresas de lo EEUU. Washington respondió eliminando “la cuota” y dejando de comprar azúcar a Cuba, un golpe que podría haber sido fulminante para la economía cubana.

En ese momento fue determinante  la entrada de la Unión Soviética en el juego, que compró toda la producción de azúcar de Cuba a precios aún más preferenciales que los ofrecidos por EEUU. Así sobrevivió la agroindustria y también la joven revolución.

La desaparición de la URSS trajo la crisis al sector azucarero que se enfrentaba a un mercado que por aquellos días pagaba precios inferiores a los costos de producción de Cuba. El gobierno de Fidel Castro decide entonces cerrar la mitad de los 150 centrales que existían en el país.
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(*) Leer el blog de Fernando Ravsberg.

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