El fidelismo quiere morir con las “botas puestas”

Por Pedro Campos

HAVANA TIMES — La burocracia gobernantes no tiene interés serio en una plena normalización de relaciones con EEUU y su verdadero propósito es ganar tiempo y obtener ventajas económicas y políticas tácticas.

La última ronda de conversaciones sobre el tema de las compensaciones, así lo demuestra. Mientras la parte norteamericana se proyecta esperanzada e interesada en seguir los encuentros, el viceministro Abelardo Moreno dice que solo están en una fase informativa, en un proceso muy complejo y sin plazos fijos para reuniones.

Primero La Habana elevó la varilla a la altura de 300 mil millones de dólares “por daños económicos y humanos”, algo que parecía infranqueable para EEUU; pero la diplomacia norteña aceptó el reto y se presentó dispuesta a negociar los términos y a llegar a acuerdos concretos.

Pero la respuesta oficial isleña fue cortante: “Las demandas del pueblo cubano no son negociables… Son decisiones judiciales que tienen que ser cumplidas”, enfatizó el viceministro del Exterior.

Sin embargo, esas demandas no son del pueblo, sino del gobierno cubano y las “decisiones judiciales”  del mismo no tienen jurisdicción extraterritorial, no se pueden aplicar fuera de Cuba y mucho menos pretender imponerlas a un gobierno extranjero que viene a negociar un acuerdo en busca de allanar el camino para poder hacer fluir  el capital y el comercio, tan deseado por acá.

Las demandas de los cubanos exiliados ahora ciudadanos estadounidenses, no estarían consideradas según Moreno. Para él y su gobierno, esto no forma parte de las negociaciones. A cualquier interesado en el tema le parecería difícil una normalización de relaciones con EEUU y una Cuba próspera, sin abordar y resolver de alguna manera las demandas de estos también cubanos.

Para que no quedaran dudas de la posición intransigente, inclaudicable y antiimperialista del gobierno fidelista, el vocero expresó: “…la normalización de las relaciones entre ambos países será muy difícil, para no decir imposible, mientras que siga vigente el bloqueo contra Cuba”.

Preciso: mientras no sea totalmente levantado el embargo no hay interés en profundizar el tema. Valdría la pena recordar a Moreno y a su gobierno que las “nacionalizaciones”, debería decirse estatizaciones,  fueron primero que el embargo establecido en respuesta a ellas y que una solución al problema de las compensaciones, es una condición indispensable para que se produzca un destrabe en todo el proceso de normalización y despegue de la inversión norteamericana en Cuba.

Es evidente: las negociaciones con EEUU no están dirigidas a una plena normalización de las relaciones entre ambos países, sino a tratar de sacar ventajas tácticas que le permitan al estatal-socialismo mostrar una imagen negociadora y obtener entradas frescas del turismo y créditos internacionales para seguir alimentando el aparatazo burocrático que han creado en nombre de la revolución, la clase obrera y el socialismo.

Las inversiones extranjeras solo serían en los sectores que interesan al gobierno, nada de apoyo a la empresa privada independiente, ni a las cooperativas, ni mucho menos permitir el desarrollo de la inversión libre de nacionales residentes en el exterior, como autorizó el modelo chino. Así que ni siquiera se proponen copiar a los chinos.  Y nada de libre Internet.

En Cuba, como buenos gallegos intransigentes, los gobernantes seguirán practicando el estalinismo más puro y duro en economía y en política.

Las “reformas raulistas” quedarán en la historia  como muestras de una incipiente renovación para aplacar los ánimos en la propia militancia del Partido, obstaculizada por los más retrógrados, o como un wild-pitch lanzado a las gradas para hacer creer a la comunidad internacional que el régimen estaba dispuesto a reformarse.

El antiimperialismo fidelista que solo vemos contra EEUU esconde la “tozudez gallega” a la que en verdad solo interesa mantener su imperio interno. Con esta manera tan inteligente y revolucionaria de negociar lo más probable es que en EEUU terminen cuestionando la política de acercamiento de la Administración Obama, lo que llevará a cualquier gobierno que venga después en EEUU, a revisarla y tal vez regresar a posiciones anteriores.

Entonces habría que concluir que eso es lo que precisamente está buscando el fidelismo en sus años terminales, para morir con las botas puestas de la “intransigencia antiimperialista y revolucionaria”. Poco le importa que por el camino cientos de miles de cubanos arriesguen sus vidas en las selvas americanas o en el Estrecho de la Florida, que se siga reprimiendo, hostigando, golpeando y apresando  a hombres y  mujeres que decidieron no seguir siendo esclavos y que la economía del pueblo se derrumbe para que la estatal siga dependiendo cada vez más del capital extranjero. !Vaya socialismo!