Sólo un haz de luz

Por Kabir Vega Castellanos

HAVANA TIMES — Mi situación actual no es algo de lo que me pueda enorgullecer: dejé el pre, mi contacto con el conocimiento son los libros que leo y algunos audiovisuales.

Intenté inscribirme en un Joven Club de Computación pero las opciones eran Operador de Micro que ya lo domino y un Power Point tan atrasado que ni siquiera corre en mi máquina que no es ni mucho menos de última generación.

De todos modos el curso de Power Point que pasé cuando estaba en la secundaria me defraudó completamente ya que de tres horas de clases sólo se usaba media hora. El resto era para jugar unos juegos que ni siquiera me interesaban.

Mientras corren los días, a veces demasiado largos, espero cumplir los diecisiete para terminar el doce grado en la facultad.

Allí coincidiré con un amigo que abandonó la escuela que yo quería inicialmente: un tecnológico de informática. No la dejó porque no le gustara sino porque estando ya en segundo año se enteró que al terminar cuatro años de escuela no tendría ni el equivalente a doce grado. Terminando ese mismo tecnológico el año pasado los alumnos podían hacer pruebas de ingreso para la universidad.

Dicen que se han hecho esos cambios porque quieren abortar el proyecto de promover la enseñanza universitaria.

La mayoría de mis ex-compañeros de secundaria optaron por escuelas de oficio donde no aprenden nada. Faltan a clases hasta tres veces a la semana porque hacen piyamadas o LAM parties (jugar toda la noche en máquinas en red).

A veces alquilan en salas de videojuegos toda la madrugada y al día siguiente también faltan a clases. Cuando la cosa se pone crítica en la escuela, pagan los exámenes.

Algunos ganan dinero recogiendo listas de apuestas para La Bolita (un juego de azar clandestino). Uno de mis antiguos colegas estudia para mecánico automotriz. Pobre del carro que caiga en sus manos.

Yo en particular no me arrepiento de nada, la idea que tengo ahora de la universidad no se parece en nada a lo que pensaba cuando estaba en la primaria. Quizás ya no realice los sueños que tenía entonces, pero me impondré nuevas metas.

Por lo pronto, mañana empiezo en un curso particular de edición. Sé que debo mejorar mucho mi computadora para eso pero uno de mis sueños es producir y editar audiovisuales. Incluso dibujos animados como los de Miyasaki.

Aunque a veces me encuentro con alguno de mis ex-compañeros de aula,  los eventos relacionados con el pre-universitario lentamente van perdiendo importancia y la sustancia que los mantiene se evapora.

No si se seguiré escribiendo con más frecuencia o menos, solo anhelo no perder el deseo.