Serpiente Negra

Martín Guevara

Canek Sánchez Guevara. Foto: http://resistensanleo.blogspot.com

HAVANA TIMES – Ha muerto mi sobrino Canek Sánchez Guevara, hijo de Hildita, la mayor de todos mis primos y una de las mejores Guevara sin dudas.

No tengo palabras.

Tanto Hildita como Canek, que significaba en la lengua de los antiguos mexicanos, “Serpiente Negra”,  vivieron a tope, tuvieron los huevos necesarios para hacer lo que creían correcto, fueron libres, valientes, inteligentes, cultos y también dañados por este mundo, tocados en el costado, pero no hundidos.

A Canek no lo veo desde que era un niño, el día que mi padre llegó casi inválido a La Habana con el síndrome de Guillain Barré, mientras mi abuelo Ernesto, estaba en la clínica con un derrame cerebral.

Ese día estábamos cursando una botella de ron Caney que llevamos Evelio y yo al departamento de Hildita. Se fueron a dormir Canek y Camilo, llamaron con la noticia a lo de Hildita y salí corriendo al hospital Almeijeiras, pasé la noche con mi padre, la curda se me disipó al instante que vi al viejo, un tipo duro, necesitando ayuda, no sabía si moriría, el abuelo también estaba a punto. La parca rondó aquella noche gentil y segura.

Me echaron de Cuba al poco tiempo. Cuando me permitieron regresar cinco años después, de visita, Hildita me llamó a casa de mi madre varias veces, me dijo que la fuese a ver, porque estaba muy mal, yo no entendí la gravedad de sus palabras y dejé la visita para los últimos días. Al final, entre las borracheras y las visitas a mi hijo Alejandro, llegó el día de regresar.

A los dos meses me llamaron a Argentina, para decirme que mi prima mayor, la dulce y rebelde Hilda Guevara Gadea, hija de mi tío Ernesto, quien también había fallecido joven, murió de cáncer habiendo tantos hijos de puta que quedaban por ahí.

Hoy en una operación complicadísima se quedó Canek o se fue. Creo que él tuvo más oportunidad de enfilar su barco de la irreverencia hacia buen puerto que Hildita, aunque seguía buscando la misma paz que la madre y el abuelo.

Gran escritor, sincero, valiente, inteligente.

Apestado para todos los obsecuentes de Fidel y Compañia, le dieron la espalda de la manera más abyecta, por ser valiente desde jovencito, punk, rebelde, y perseguir esa verdad interior que te lleva tanto al error, como a la originalidad; consecuente con sus planteos, denunciaba sin titubear las andanzas poco revolucionarias de quienes abandonaron a su abuelo en Bolivia.

No lo volví a ver desde que era niño, pero lo he leído estos años y estábamos en contacto por las redes por similitud y afinidad en pensamiento, puntos de vista y gustos y por afecto familiar. Se había convertido en un hombre en constante búsqueda con una gran honestidad intelectual.

Parece como que hay una línea familiar desde Ernesto tío hasta él, pasando por Hildita, que los lleva a irse del aire persiguiendo fantasmas y sueños que no andan rondando por aquí.

Adiós Canek, recuerdos a Hildita dile que la quiero mucho.

Nos vemos por allí, enredados entre fantasmas y sueños, sobrino maestro.

 

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