¿Qué es lo que nos falta?

Por Gaby Rabassa

HAVANA TIMES — “En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”  -Gandhi

Somos un pueblo fuerte que en medio del mar Caribe ha sido codiciado por las grandes potencias mundiales a través de la historia como puerto hacia Las Américas. Somos cubanos autóctonos y criollos, mezcla de colonización y esclavitud. Hemos atravesado guerras, intervenciones, bloqueo, período especial y transformaciones socioeconómicas en busca de un socialismo real.

La necesidad y desesperación nos ha hecho aplicar la “ley de la selva”: la ley del más fuerte, y la pérdida constante de valores nos asecha.

Después de medio siglo, por primera vez se establecieron las negociaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Mantenemos relaciones comerciales con China, Venezuela, Canadá, España, Brasil, Vietnam, etc.

Supuestamente, nos encontramos en un período de tránsito, de sacrificios necesarios por el bien de la nación.

Mantenemos una tasa de mortalidad infantil por debajo de 5 por cada mil nacidos. Disponemos de la tasa de analfabetismo más baja y la de escolarización más alta de América Latina.

Sin embargo:

Como decía nuestro apóstol, nuestro Héroe Nacional José Martí: “Mientras  haya un pobre, a menos que no sea un perezoso o un vicioso, hay una injusticia” y en Cuba tenemos muchas personas trabajadoras, luchadoras, que viven en pésimas condiciones.

Entonces: ¿Qué nos falta?

Tenemos el ímpetu y la energía para fortificar el Malecón de nuevo si fuera necesario, pero la utilizamos en destruirnos uno al otro cada día.

Hemos adquirido nuevas posibilidades  de compra y venta, así como de negocios particulares, sin embargo seguimos explotando al propio pueblo, al propio cubano, mientras brindamos una sonrisa disimulada y una cerveza fría al extranjero.

Arreglamos unas calles, pero rompemos otras. La atención al cliente mejora en un sitio y empeora en otro.

Toda la rebeldía y fortaleza de nuestro pueblo, de nuestras masas, que una vez se utilizó para nuestra propia independencia, se ha invertido contra nosotros.

¿Cómo?, es aún una incógnita sin responder.

Lo cierto es que en un momento de la historia dejamos de pelear, dejamos de exigir y nos resignamos. Nos resignamos a leyes que no nos favorecían, a cambios que no eran “tan debatidos” con el pueblo, a una democracia poco participativa, a un régimen obligatorio.

¿Dónde está la grieta? ¿Dónde ponemos el parche? ¿Qué es lo que nos falta?

¿Será acaso que tanta desesperación nos hizo inmune al cambio…? ¿Que en medio de  tanta lucha por sobrevivir, se nos olvidó la moral, los principios, la dignidad? ¿Que la historia del cubano será manchar el suelo que pisemos?

Creo que somos mucho más que eso. Hemos subsistido en la adversidad. Estamos parados en nuestro caimán (se le llama así también a la Isla por su similitud, desde la vista satelital, al reptil) aún con sus heridas de guerra. Seguimos firmes y -algunos- no abandonamos.

Por eso cabe hacernos la pregunta y reflexionar sobre ello:

¿Qué nos falta?