Por Osmel Ramírez Álvarez
HAVANA TIMES — No cabe duda que este sistema debe ser reformado. La necesidad del cambio es ya reconocida por todos los cubanos, incluso por el Partido Comunista de Cuba y su máximo líder Raúl Castro. La diferencia está en el tipo de cambio que desea cada tendencia política.
Ya es un hecho que más que un cambio real la Dirección Histórica lo que pretende es un reajuste, un mero barniz que no modifique la esencia de su modelo, y quieren con ello un resultado enorme que jamás se podría dar, solo por arte de magia.
En fin, que nada podemos esperar, porque nada significativo ha cambiado y por ello tras diez años en marcha, el plan de Raúl no funciona. Es casi imposible que tras su retiro o muerte deje el legado que pretendía: un país en bonanza económica.
Los restantes agentes del cambio somos aquellos que desde una posición no oficial deseamos y trabajamos por una Cuba mejor, que ha de partir del desmontaje del sistema actual. Unos quieren que sea sobre la base de su anulación total, pero otros no queremos que sea así de drástico, porque hay cosas que deben ser salvadas por ser positivas o simplemente porque ya es prudente incorporarlas a La Nueva Cuba.
A mi juicio, en el momento del cambio sería prudente un Gobierno de Transición que dure de dos a cuatro años para organizar el país y luego hacer elecciones democráticas. En ese tránsito realizar un proceso constituyente para una Carta Magna que satisfaga a todos los cubanos, en la mayor medida posible.
Considero que lo que debemos salvar completa o parcialmente del sistema actual debe ser lo siguiente:
Este último punto seguramente es muy polémico: a los liberales le parecerá el fin del mundo porque empoderaría a la clase llana y prefieren dejar todo el poder de decisión en manos de “los iluminados” del capital.
A los extremistas de izquierda les sabrá a demonio, porque pondría a la clase trabajadora a convivir en democracia y equilibrio de fuerzas con la clase capitalista y ellos están aferrados a un dogma infalible, y a un Dios omnisapiente que les escribió hace más de un siglo esa orientación inviolable: destruyan a la burguesía, porque mientras quede un ápice de ella o de lo que la identifica, la justicia social estará amenazada. Prefieren que los “héroes iluminados” gobiernen vitaliciamente, aún sin libertades, como una hipotética garantía.
A los más abiertos, que quieren realmente un cambio real, no de colores; los que creen que es posible y necesario un mundo mejor, se quedarán dudosos, valorando si sería viable o no esta propuesta. Yo les diría en respuesta: -ya lo que ¡sí se sabe! es que no es viable la dictadura del proletariado que deviene en dictadura del Partido único; ya se sabe que no es completamente viable el modelo liberal-democrático que, aunque luce “democrático” y es mejor mil veces a lo que tenemos en Cuba, hasta un ciego ve que no es otra cosa que la dictadura solapada del capital, porque quien manda es el dinero y prima su interés en detrimento del de las grandes mayorías sociales.
Yo creo en la democracia y en el modo de producción capitalista; también en el papel del Estado como protector y nivelador de todos los estratos sociales; creo en la justicia social sostenible: en fin, en un mundo mejor y más justo. Por eso no tengo duda de que muchas cosas de las que tenemos con la Revolución, aunque debamos perfeccionarlas, se deben preservar.
Nota: aquí solo analizo lo que debe ser preservado completa o parcialmente; lo que no menciono es porque con seguridad, si construimos una Cuba mejor, deben sufrir cambios notables o ser eliminado.
La artista destacada de hoy es Mayra Andrade de Cabo Verde con la canción Tan…
De los 11,5 millones de habitantes en este país, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria…
Jodie Newell de Estados Unidos tomó nuestra foto del día: "Lake Sabrina" en California, EUA.
Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.