Precisiones sobre el cambio en Cuba

Por Osmel Ramírez Álvarez  (fotos: Antonio Busqueta)

HAVANA TIMES — La necesidad de un cambio en Cuba es de común aceptación. Los comunistas en el poder y sus seguidores creen que solo debe ser un reacomodo, una revisión somera para perfeccionar el mismo camino; los detractores de estos creemos que debe ser más profundo, hacia la democracia y el mercado.

Pero también hay diferencias entre los que queremos el cambio real, no el maquillaje del destrozo. Democracia, Estado de derecho, respeto a todos los derechos humanos, apertura real al mercado, reunificación nacional y compensación a los afectados: son el denominador común.

Ahora: ¿Quiénes deben guiar y protagonizar el cambio?; ¿hasta dónde debe romperse con lo creado por la Revolución?; ¿cuán radical debe ser?; ¿cómo y cuándo se resarcirán a los perjudicados? –ahí están las diferencias.

A mí no me cabe duda de que la mejor de las opciones sería que los mismos dirigentes de la Revolución rectificaran su error; reconocieran que el camino elegido ha fracasado y provocado daños incompensables con los beneficios. Que tuvieran un plan serio, no para convertir el barro en oro como son los Lineamientos del Partido Comunista, sino para democratizar el país y hacerlo verdaderamente justo para todos. Pero es un sueño casi imposible de lograr: son prisioneros de sus propios dogmas y del vicio del poder, que embriaga y es adictivo cuando se toma en dosis tan altas y sin límites.

Barrerlos del poder y con ellos a todas sus instituciones, es la idea de muchos; y que el cambio sea solo entre opositores al régimen, como supuesta garantía de “pureza democrática” o de estar libres de frenos y ralentizaciones mezquinas.

Pero a veces se olvidan de cosas muy importantes:

1) entre la oposición, así como hay gente patriota y sincera, también puede haberlos apátridas e hipócritas, disfrazados de bienhechores, que pueden hacer más estragos en la Nueva Cuba que el que hacen los déspotas actuales.

2) el pueblo no conoce a la oposición y solo ha recibido de ellos una imagen desfigurada, sea real o falsa, por lo tanto no confía en ellos, ¿cómo liderar a un pueblo en esas condiciones?, ¿cómo hacer cambios radicales en su nombre?

3) ya la Revolución hizo lo mismo en 1959, destruyó todo lo viejo y creó todo lo nuevo en poco tiempo, ¡bien rápido!; nos queda claro que eso no es buena idea porque ellos le pasó terminaron creando más problemas que soluciones e igual pasará a los que cometan ese mismo error.

Si ese es el camino que seguimos será difícil que no haya un vacío de poder que durará un lapso de tiempo suficiente para que el país sea penetrado por las mafias del tráfico y el crimen organizado; y para que los corruptos y oportunistas hagan grandes fortunas en detrimento de los intereses de la Patria. Ya le ha pasado a muchos países en tránsito similares y aquí está el caldo de cultivo latente, esperando que le demos el chance.

Los ideólogos del cambio en Cuba solo se concentran en las románticas renovaciones institucionales y creen que será como una cirugía de mínimo acceso: ¡error garrafal, cuando se promueven todos los cimientos de un país como lo que se pretende hacer, se crean grietas en la piel de la Patria por donde los parásitos sociales se anidan y proliferan; y muchas veces llegan a enquistarse de forma al parecer irreversible.

Es por eso que la hoja de ruta para el cambio debe ser bien pensada para no errar. En estos días casualmente pude ver algunos vídeos de opositores hablando de sus programas actuales y de su visión del cambio. Se denota avances y mayor toma en cuenta de lo que cree y quiere el pueblo cubano de la isla; se avanza en la unidad de acción de todas las tendencias. Pasos positivos que preludian un mejor resultado en tan dilatados propósitos.

A mi entender la hoja de ruta debe ser pragmática, no virulenta ni excluyente ni radical; desde el mismo momento en que se rechaza la participación de los actuales actores políticos oficiales se cae en el mismo error que ellos han cometido hasta hoy.

Debemos estar abiertos a que rectifiquen, aunque tal vez nunca lo hagan. El objetivo de nuestra lucha no es castigar a los comunistas con prohibiciones futuras, porque lo que nos anima no es la vendetta sino la justicia. En la Nueva Cuba ha de haber espacio para todos, incluso para el Partido Comunista actual.

Negociar siempre será mejor que pelear; negociar es ceder; ceder solo es aconsejable mientras no lacere nuestros principios ni niegue los objetivos que nos mueven. En el momento en que la presión social, política y económica los obligue a tomarnos en cuenta, a respetarnos y a reconocernos, debemos estar listos para pasar la página y demostrar nuestro valor cívico: la Patria demanda ese arrojo y ese desprendimiento de los hombres y mujeres que en este ambiente hostil cargamos en nuestras espaldas “el decoro de muchos”.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

  • Cancion del Dia
  • Mundo
  • Noticias
  • Segmentos

Mayra Andrade – Canción del día

La artista destacada de hoy es Mayra Andrade de Cabo Verde con la canción Tan…

  • Mundo
  • Noticias

Haití estrena presidencia colegiada de nueve miembros

De los 11,5 millones de habitantes en este país, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.