Ocho Puntos sobre el Partido Único en Cuba

Por Samuel Farber*

HAVANA TIMES — Conforme a una de las críticas a mi artículo “El partido único es el obstáculo principal”,  publicado en Havana Times el 10 de noviembre del 2012, los sistemas multipardistas no sirven por que son invariablemente corruptos y porque inevitablemente producen la cínica politiquería que caracterizó la Cuba pre-revolucionaria y los sistemas electorales de los países capitalistas.

Aunque este argumento expresa una preocupación legítima que comparto, ignora algunas cuestiones importantes que, cuando se toman en cuenta, llevan a una conclusión diferente. Entre estas cuestiones quisiera enfatizar las siguientes:

I) Los sistemas multipartidistas no tienen el monopolio de la corrupción política; lejos de eliminar la corrupción, los estados unipartidistas frecuentemente la han expandido y agravado. Por añadidura, estos estados impiden que la corrupción sea expuesta a la luz pública valiéndose de una falta sistemática de transparencia y una censura extensa.

II) El monopolio constitucional y legal del Partido Comunista Cubano (PCC) y de sus bandas de transmisión organizacionales, como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la Confederación de Trabajadores Cubanos (CTC), lo pone en vigor el estado cubano a través de medidas políticas, administrativas y policíacas que violan derechos fundamentales democráticos como los de libre expresión y asociación.

Aparte de cualquier otra consideración, esa es en sí la razón que justifica la oposición a ese monopolio, independientemente de la opinión que cualquier persona pueda tener sobre el papel que los partidos puedan desempeñar en la sociedad socialista.

III) Una vez que la demanda de ponerle fin al monopolio legal y político del PCC y sus “organizaciones de masas” se vuelva una realidad, va a surgir una plétora de organizaciones políticas, no necesariamente motivadas por ideologías políticas específicas, sino porque reflejan las diferentes fuerzas sociales con sus puntos de vista divergentes y muchas veces en conflicto entre sí dentro de la “realmente existente” sociedad cubana.

Esta es una de las razones fundamentales por la que la demanda para abolir el estado unipartidista es democrática. Muchos grupos querrán organizarse políticamente para obtener a través del poder político a nivel nacional lo que ha sido muy difícil lograr a nivel social y local. Esta es la esencia y la razón de ser de un partido político.

IV) La corrupción y la politiquería no son un producto de la multiplicidad de partidos políticos, sino de los sistemas políticos dentro de los cuales esos partidos existen. Aunque este no es el lugar para examinar este punto con profundidad, es claro que las sociedades capitalistas democráticas dependen de la apatía y falta de involucramiento de las mayorías populares para asegurar la “estabilidad” política y el funcionamiento “normal” de sus sistemas económicos.

Dada la ausencia de una supervisión popular y activa, los sistemas electorales y políticos de esas sociedades estimulan la corrupción de una manera sistemática, que puede abarcar, desde el robo desvergonzado de fondos públicos, hasta modalidades más sutiles como las relaciones estrechas y corruptas entre los políticos, sus principales contribuyentes a las campañas electorales y los cabilderos (lobbyists.)

Estas formas de corrupción son parte esencial de las políticas plutocráticas que prevalecen en los Estados Unidos y en muchos países latinoamericanos.

V) Una república democrática socialista basada principalmente en los centros de trabajo, que por su propia naturaleza tienden a ser colectividades reales, promovería mucho más discusión y debate que una ciudadanía individualizada y aislada, ligada al sistema político, principalmente, a través de los medios masivos de comunicación.

La renovación periódica y el derecho de revocar mandatos de forma inmediata a los que resulten electos para representar a la gente en organismos representativos superiores, y la apertura de los medios masivos de comunicación a todas las tendencias políticas dispuestas a utilizar medios pacíficos para resolver conflictos políticos, aumentaría de manera  dramática la participación y el control democrático así como la transparencia de los procesos políticos.

VI) Por definición, una república auténticamente socialista está basada en la emancipación de todos los grupos explotados y oprimidos pero, en contraste con el dogma estalinista, esto no significa que va a desaparecer todo el conflicto socio-económico y político y que no van a haber diferentes puntos de vista entre la población.

Las organizaciones políticas y partidos son los vehículos a través de los cuales la gente puede organizarse para luchar por sus intereses y puntos de vista, especialmente en el caso de los grupos raciales y de género que fueron particularmente oprimidos durante el régimen unipartidista.

Los partidos políticos también pueden funcionar como los vehículos indispensables para agregar y sistematizar las metas y demandas formulando así programas alternativos internamente coherentes, que de esa manera hacen posible que la mayoría del pueblo tenga opciones significativas para el país como un todo.

Se trata entonces de presentar proposiciones macrosociales. Por ejemplo, algunos partidos apoyarán una reducción más radical de la producción por razones ecológicas, mientras que otros partidos argumentarán que países más pobres como Cuba no pueden ir tan lejos debido a la necesidad imperativa de aumentar considerablemente el nivel de vida de la población.

Estos son los tipos de opciones que cualquier sociedad regida por la auto-gestión probablemente tendría que confrontar y decidir democráticamente.

VII) La probabilidad de crear dicha república será directamente proporcional al peso que tenga el movimiento del pueblo trabajador en la transición futura del presente estado unipartidista. Ausente tal movimiento, otras fuerzas, organizadas y posiblemente aliadas al imperialismo norteamericano, prevalecerán y establecerán un sistema socio-político y económico conveniente para sus intereses.

Es por este motivo que la cuestión de la auto organización es tan crucial. También es muy importante reiterar que cualquier nexo político, y más aún financiero, con los Estados Unidos, no solamente socava la soberanía nacional sino que le hace el juego al régimen existente.[i]

VIII) Aunque una república socialista no sea una posibilidad después de la desaparición del presente sistema político, es importante que un movimiento obrero y popular formule sus demandas, no solo para maximizar la presión desde abajo, sino también para forzar al poder a responder y minimizar así la corrupción y la politiquería. Esa es una idea general que sería necesario aplicar a situaciones concretas.

Por ejemplo, en vez de promover la elección inmediata de candidatos a puestos políticos, podría proponerse primero elecciones para una Asamblea Constituyente. Ese tipo de elecciones le daría más peso a cuestiones substantivas que a las personalidades de los candidatos, incluyendo naturalmente la cuestión fundamental de como organizar la sociedad, la economía y la vida política de la nueva Cuba.

También sería una excelente oportunidad para abogar y agitar por las ideas e instituciones que responden a los intereses populares, como la auto-gestión y la democracia económica y política.

Para evitar que los intereses del dinero, especialmente desde el exterior, dominen el proceso político, esas campañas pudieran ser exclusivamente financiadas con recursos domésticos de tipo público, distribuidos equitativamente entre todas las corrientes políticas en la Isla.

Basado en consideraciones fundamentales del derecho a la auto-determinación nacional y de igualdad de acceso político, habría que prohibir el uso de recursos provistos por los Estados Unidos o cualquier otra fuente extranjera, incluyendo aquellos donados por ONGs a asociaciones políticas en el país.

Samuel Farber nació y se crió en Cuba y ha escrito numerosos libros y artículos sobre dicho país. Su libro más reciente es Cuba Since the Revolution of 1959. A Critical Assessment publicado por Haymarket Books en el 2011.

 


[i] Dado que el presente estado cubano no es democrático y monopoliza los medios de comunicación, es necesario oponerse al enjuiciamiento criminal de aquellos grupos que reciben ayuda norteamericana para la diseminación pacífica de sus puntos de vista. Sin embargo, estos grupos deben ser públicamente criticados por su política Plattista por aquellos que abogan por una transición democrática, socialista e independiente.

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