Las metástasis del fascismo

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — A ninguna persona honesta en este mundo le cabe duda de que el fascismo es el cáncer de la sociedad. Surgido en Alemania en las primeras décadas del pasado siglo, trató de dominar el mundo y casi lo logra, si no hubiera sido por la heroica resistencia del ejército y el pueblo soviéticos, que a un costo de más de 10 millones de vidas, los hizo retroceder hasta Berlín completamente derrotados.

Parecía que nunca más surgiría esa política, de ideas genocidas y xenófobas, situada más a la derecha de lo que hoy se conoce como extrema derecha. Pero como el cáncer social que es, había que extirparla de raíz y no permitir que resurgiera en ninguna parte del mundo, mediante legislaciones que prohibieran toda manifestación de fascismo o neofascismo, por su carácter criminal, que nada tiene que ver con la democracia.

Ejemplos del resurgimiento del  fascismo en Europa hay muchos y son bien conocidos, pero me centraré sólo en esa manifestación en América, donde la hemos sufrido la mayoría de los países, de una forma u otra.

Por su carácter elitista, ha encontrado en las oligarquías criollas un apoyo incondicional, pues consideran ese régimen una garantía para mantener sus prebendas y poder vivir como parásitos que absorben las riquezas de los países, aunque tengan que compartirlas con empresas trasnacionales, mientras las grandes masas malviven en la más extrema miseria.

Los ejemplos más ilustrativos los tenemos en la etapa de las dictaduras en América, que se mantuvieron a sangre y fuego, con resultado de millones de muertos, torturados y desaparecidos y que, paradójicamente, fueron apoyadas incondicionalmente por los gobiernos de turno de la potencia que se autoproclama paladín de la democracia en el mundo.

Hoy, el escenario político en América ha cambiado radicalmente, gracias a la lucha abnegada y sostenida de sus pueblos, y al surgimiento de líderes de izquierda capaces de interpretar sus anhelos y necesidades.

El mapa político de América Latina nos muestra hoy un área de países con gobiernos de izquierda, o nacionalistas, que abarca casi todo el subcontinente, incluyendo el Caribe insular.

En un artículo anterior publicado por Havana Times el 25 de abril de 2013, titulado Violencia contra la Revolución pacífica, yo expresaba lo siguiente:

“Ejemplos ya tenemos suficientes para que nadie se descuide. El más cruento fue el golpe de estado fascista en Chile en 1973, pero más recientemente, el intento de golpe en Bolivia y hasta de dividir el país en dos; el intento de golpe en Ecuador, que casi le cuesta la vida al presidente Correa; el golpe de Estado en Venezuela, que tuvo que dar marcha atrás por el empuje del pueblo y las fuerzas armadas leales, y el paro petrolero, que costó al país miles de millones de dólares. Todos han sido intentos desesperados de la derecha para apoderarse del gobierno a cualquier precio.

“Más recientemente, luego de las elecciones presidenciales en Venezuela, en las que Nicolás Maduro resultó electo, la oposición, en una actitud abiertamente fascista, arremetió contra el pueblo revolucionario y chavista con un resultado de ocho muertos y decenas de heridos.

“¿Cuántos intentos más de derrocar a la izquierda con la violencia fascista tendremos que ver?”

Ya hemos visto, en los últimos días, la violencia vandálica en las calles destruyendo y quemando propiedades del Estado, mientras de la potencia del norte vienen advertencias y amenazas al gobierno acusándolo de reprimir al pueblo. Ese es el mismo guión de Libia y de Siria: apoyar a los vándalos fascistas y amenazar al gobierno legalmente elegido por el pueblo.

Una vez más ha surgido la metástasis del cáncer fascista en la Patria de Bolívar y de Chávez, pero el pueblo venezolano no se dejará arrebatar sus conquistas y vencerá definitivamente.