La Revolución y el espacio para combatir las injusticias

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES — Un sistema político que no tiene retroalimentación ni se basa en la elección democrática, ¡en ningún sitio!, jamás podrá combatir verdaderamente las injusticias. Si los que gobiernan y deciden por todos en la economía y en la sociedad se equivocan, no tenemos forma de presionar para enmendar, y si llegan a resolverse un día, no sucede con la celeridad que ameritan los acontecimientos.

Así pasa en todas las esferas: recordemos que tardaron décadas en rectificar la aberrante prohibición de vender la casa propia o el automóvil o la de poder entrar a un hotel y recibir servicios o relacionarse con extranjeros o viajar libremente.

En este artículo pondremos un ejemplo actual, relacionado con la producción de tabaco, que como ya es sabido me atañe directamente, pues soy productor. Ha surgido una situación muy peculiar, al aparecer, una mancha verde de origen desconocido que afecta este cultivo y solo se manifiesta cuando está seco (ya curado). Nada se puede hacer conscientemente para evitarla y depende de la suerte que una cosecha la tenga o no, pues aparece sin lógica alguna. Debe ser ambiental, suponemos todos.

Sucede que esta mancha solo afecta la calidad del tabaco mermando la producción de capas. Una capa es la hoja sana, fina y carmelita que se usa para revestir un puro. Lógicamente una mancha o varias afectarían la estética tradicional de los habanos. Pero un puro tiene tres ingredientes: tripas, capotes y capa y solo esta última tiene que estar intachable, y los tres son importantes, no se puede prescindir de ninguno.

Un quintal de tabaco con manchas verdes (pintadilla le dicen por aquí) da pocas capas, pero sí muchos capotes y tripa. Por supuesto que aún conserva un gran valor comercial no solo en la confección de puros, también de cigarros. Producirlo nos cuesta, según la ficha de costo de CUBATABACO, 750.00 pesos cubanos (más o menos 30 CUC), pero la realidad es otra, llegando hasta los 1000 pesos. Existe un sistema de pago diferenciado según el porcentaje de capas, para estimular su producción, pero el colmo es que existe un precio de 300.00 pesos para el quintal de tabaco que no da capas, pero que es utilizado totalmente, con gran valor comercial.

Gracias a la pintadilla hemos descubierto esta injusticia. Para tener una idea: con un quintal de tabaco supuestamente “afectado”, pero no “podrido”, que pagan a 300.00 pesos (un tercio de su costo de producción), se fabrican 5 000 cajetillas de cigarro, que se venden en el mercado interno a 7.00 pesos y 15.00 pesos, en dependencia de si es en CUC o CUP, y de su presentación. En el primero de los casos genera 35 000.00 pesos netos y en el segundo 75 000.00. La inversión industrial y en salario es mínima delante de la recaudación.

Antes de aparecer la pintadilla no se notaba la injusticia porque casi siempre se obtiene buen porcentaje de capas y el precio rondaba los 2000.00 pesos. Sigue siendo bajo para el nivel de utilidades del monopolio estatal, pero veíamos más resultado económico que trabajando en otro sitio y así todo iba en paz. Ahora, tras la debacle con la susodicha mancha, quieren pagar como está establecido, a 300.00 pesos, y sacarle millones a nuestro sudor, y dejarnos endeudados con el banco estatal, y sin sustento para nuestras familias.

Llevamos más de tres meses exigiendo una reunión con directivos implicados y finalmente lo logramos, aunque con no pocas ausencias importantes. Llegó una comisión de expertos explicando que, en efecto, debían pagarlo así “porque gente capacitada había determinado que ese era el precio justo”. Muchos campesinos protestaron y expusieron argumentos. Mi voz se alzó en numerosas ocasiones para desnudar la injusticia y la falacia de los argumentos de la empresa, así como lo ilógico de pagar como inservible un producto que da pingues ganancias.

Nuestra presidenta del Poder Popular se puso al lado de los campesinos y concordó en lo abusivo del precio, presionando por soluciones. La de la cooperativa cooperó en un acuerdo conjunto de no hacer entrega de tabaco hasta que no se dé una solución satisfactoria; un informe sería llevado a la Secretaria municipal del PCC, que ya sabía de la situación y lo pidió con urgencia.

El hecho es inédito en Mayarí y preocupa al Gobierno-Partido, porque el asunto es tan grave que ha hecho que la gente pierda el miedo y se muestre decidida a enfrentar la  empresa. Aun así tenemos pocas esperanzas de cambiar la situación y sentimos que lanzamos piedras al morro: nuestro poder es pequeño y la indiferencia del Estado es inmensa.

Lo más triste es que la empresa local (UEB-Mayarí), que pertenece a la Empresa CUBATABACO, no tiene potestad para determinar nada, porque todo está centralizado. Una solución demoraría mucho en medio de la burocracia estatal y además está el hecho de que no acostumbran a ceder ante los reclamos del pueblo trabajador, sino diezmar y asustar dando matices de tintes ideológicos y políticos. Pero no sé cómo lo lograrán con un tema tan sensible como este, que afecta los bolsillos de miles de familias, sin otro medio de supervivencia.

Martí dijo: “Conquistaremos toda la justicia”. No conozco el contexto de la cita, pero es muy utilizada en la propaganda oficial; así que la doy por cierta. Con esa misma frase anulé argumentos de los especialistas de la empresa a favor del abuso con los tabacaleros, porque nunca es tarde para rectificar una injusticia.Pero la Revolución no brinda espacio para ello: es un hecho triste y este es un ejemplo más. Veremos en qué para nuestra lucha; las cosas están cambiando poco a poco y nuestro pueblo debe aprender, tropiezo tras tropiezo, a luchar por sus derechos.