By Repatriado
HAVANA TIMES – En una sociedad sana el Gobierno está al servicio del pueblo y cada una de sus políticas ha de estar justificadas como medio de cumplir ese fin. Obviamente ninguna política será unánimemente popular, eso solo es objetivo artificial en los regímenes totalitarios, donde la unanimidad es un valor a exhibir.
En Cuba hay varias políticas de difícil justificación y peor aceptación ante las que el pueblo está indefenso sin mecanismo de control y censura hacia arriba. Aun así, el Gobierno de Raúl, como antes el de Fidel, sienta cátedra en eso de justificar derrotas y convertir fracasos estrepitosos en victorias de tinta y papel, por lo que muchas veces esas políticas están bien envueltas en un discurso falso, pero coherente.
Salarios bajos… ineficiencia de los trabajadores.
Monopolio abusivo de telecomunicaciones… medio de financiar educación y salud “gratuitas”.
Luego está lo que llaman bloqueo, que sirve para justificar por qué no hay aspirinas made in China o que una libra de cerdo cueste el 10% del salario medio mensual.
Cualquier excusa cuaja bien en la mente del hombre nuevo cubano, condicionado a asimilar como dogma divino lo que se les ocurra a los camaradas del Comité Central.
Solo en las normativas aduanales se ve el rostro arrugado de la Revolución. El afanoso y creativo Departamento de Propaganda Nacional no ha logrado nunca explicar las tantas restricciones impuestas para que los cubanos puedan importar, al menos, por la carísima e ineficiente vía de hacer de mulas, único resquicio que les queda ante el monopolio estatal del comercio exterior.
El freno a la importación tiene un efecto directo en el desabastecimiento crónico, en el lentísimo proceso de modernización tecnológica, en los precios, en la inexistencia de un mercado mayorista que sostenga los asfixiados negocios privados.Tiene un efecto directo y acumulativo muy importante en la desmoralización y perversión legal, llámese corrupción o resolver, en la que cada uno de los cubanos chapotea con la mayor naturalidad del mundo, pues más remedio no queda.
Entorpeciendo el libre flujo de mercancías, el Gobierno solo parece buscar control y sojuzgamiento, frenar cualquier desarrollo individual manteniendo a toda costa el empobrecimiento y la dependencia hacia el Estado.
La normativa aduanera es la mejor muestra de cuáles son las verdaderas prioridades del gobierno de los Castros.
Copio testimonios tomados del artículo del medio digital oficial Cubadebate (que pocos cubanos logran leer) Aduana de Cuba responde dudas sobre Envíos Postales, de Mensajería y por Carga, donde sin embargo ningún funcionario respondió las dudas planteadas por la población. Ante la incapacidad de explicar o justificar, nos ignoran, ellos pueden.
(Están reducidas por tema de espacio)
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