El “fracaso” del socialismo

Elio Delgado Legón

Foto: Juan Suarez

HAVANA TIMES — A los detractores de la Revolución y del socialismo les encanta expresar que el socialismo ha fracasado, que la economía en Cuba es un desastre y mil falacias más para tratar de justificar sus actitudes francamente traidoras a su pueblo.

Cuando el socialismo este-europeo claudicó, llevado por sus errores y por la traición, los enemigos del sistema gritaron a los cuatro vientos ¿Ya ven? ¡El socialismo es un fracaso! Sin embargo, la realidad es otra muy distinta.

El socialismo, como cualquier otro sistema puede cometer errores, pues son los hombres los que lo aplican y no hay obra humana perfecta, pero cuando se cometen errores, se rectifican y se sigue adelante, no se entrega al enemigo, y en eso reside la mayor grandeza de la Revolución socialista en Cuba.

Cuando se vio encerrada entre dos fuegos, por un lado el férreo bloqueo de Estados Unidos y por el otro el cese de toda actividad comercial con los países antes socialistas europeos, los dirigentes de la Revolución le dijeron al pueblo: o resistimos o perdemos las conquistas del socialismo. Y el pueblo cubano prefirió vivir una larga etapa de privaciones, llamada Período Especial en tiempo de paz y salvar las conquistas del socialismo.

Cualquier otro gobierno, en cualquier país, habría sido derribado por el pueblo para buscar otros derroteros que le mejoraran su vida; pero el pueblo cubano confió en su Revolución y en sus dirigentes, y no se equivocó.

Es cierto que pasamos un largo período muy duro, pero no hubo despidos masivos, nadie quedó abandonado a su suerte, y con los pocos recursos de que disponía, el país comenzó a construir la base del desarrollo.

Cuando se vio encerrada entre dos fuegos, por un lado el férreo bloqueo de Estados Unidos y por el otro el cese de toda actividad comercial con los países antes socialistas europeos, los dirigentes de la Revolución le dijeron al pueblo: o resistimos o perdemos las conquistas del socialismo.

Las universidades no dejaron de graduar profesionales bien preparados y el desarrollo de los polos científicos no se detuvo, porque habría sido hipotecar el futuro.

Un error de esa etapa fue no haber mirado más hacia el campo y no haber comenzado a repartir las tierras ociosas a quienes quisieran trabajarlas, como se ha hecho en los últimos años, y no haber mejorado los precios de compra a los campesinos para estimular la producción de alimentos. Estos dos errores ya fueron rectificados y los frutos comienzan a verse.

A nadie que tenga al menos algunas neuronas para pensar, se le puede ocurrir en este momento decir que el socialismo es un fracaso. Al menos en Cuba no lo es, pues el país avanza, no con la velocidad que quisiéramos todos, porque son muchos los obstáculos que nos ponen, pero se desarrolla y crece de forma sostenida y sostenible, aunque algunos quieran ignorarlo y silenciarlo.

En el resto de los países socialistas, los avances también son sostenidos, aún en medio de la crisis económica mundial creada por el sistema capitalista, que sí parece estar en su etapa final.

El sistema socialista no entra en crisis, porque su preocupación fundamental es el bienestar del pueblo, y todo lo que se hace es con ese fin. Grandes pensadores, sociólogos y analistas y luchadores sociales coinciden con este criterio.

Una autoridad social tan importante en el mundo como el Papa de la Iglesia católica, que tiene mil 200 millones de fieles, se ha referido a este tema en varias ocasiones. El Papa Juan Pablo II enarboló la bandera de la solidaridad, al repetir en numerosas ocasiones la necesidad de globalizar la solidaridad, lo cual es totalmente opuesto al sistema capitalista, que es de naturaleza egoísta y sólo rinde culto al dinero y a la ganancia, sin importarle que millones de niños mueran de hambre cada año en el mundo.

Las universidades no dejaron de graduar profesionales bien preparados y el desarrollo de los polos científicos no se detuvo, porque habría sido hipotecar el futuro.

Más recientemente, el Papa Francisco ha sido más directo cuando en una misa celebrada ante más de 300,000 personas declaró: “Perdonad si estas palabras son un poco fuertes, pero digo la verdad: la falta de trabajo te lleva a sentirte sin dignidad. ¡Donde no hay trabajo no hay dignidad! Y esta tragedia es la consecuencia de un sistema que idolatra a un dios llamado dinero.

Más adelante el Sumo Pontífice agregó: “Hombres y mujeres tienen que estar en el centro del sistema económico. El actual sistema económico nos está llevando a una tragedia. (…) Lo que queremos es un sistema justo que ayude a todos”

Hasta el Papa ya está convencido que el capitalismo ha fracasado y que hace falta un sistema justo que ayude a todos, y ese sistema no puede ser otro que el socialismo, aunque algunos sigan vociferando que fracasó para justificar su traición.

 

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