El ejército en una Cuba post Partido Comunista

La Cuba que deseo (4)

Por Repatriado

“¿Qué es el Servicio Militar? Un acto de propiedad ejercido por el Estado sobre los ciudadanos” -Pierre Joseph Proudhon

Foto: cubanosporelmundo.com

HAVANA TIMES – El Servicio Militar Obligatorio es una arrogancia, una perversión democrática, no hay justificación racional para que la sociedad en su conjunto decida obligar a alguien a pasar un tiempo sirviendo como soldado, aun cuando sea una opción decidida por mayoría, está mal: Una verdadera democracia tiene límites, no es una dictadura de la mayoría.

La libertad es una cualidad humana intrínseca, anterior a la formación de estados; aunque las personas ceden parte de su libertad en pro de la convivencia, esa sesión ha de ser voluntaria, puesto que el Estado no tiene derecho a quitar lo que no ha dado, como mismo los ciudadanos particulares no tienen derecho a ejercer su libertad coartando la ajena. La libertad de mi puño termina donde comienza la nariz de mi vecino.

Cualquier persona estará de acuerdo en que la única justificación para mantener un ejército es defender la soberanía nacional, pero la soberanía nacional no es un absoluto, no es un imperativo natural para la garantía de los derechos de las personas, es una convención social, y como tal estará siempre abierta a debate y replanteos.

El simple hecho de que tanto la soberanía como la nación sean simbólicos construidos sobre los que hay debates y diferencias de acercamientos es demostración de su relatividad.

Veamos algunas visiones al respecto.

Algunos prefieren “hundirse en el mar”(1) antes de perder la soberanía, se horrorizan si ven su bandera junto a otra y piden que “nuestros muertos alzando los brazos”(2) la defiendan y estarían dispuestos a matar por mantener el poder, pues eso es soberanía, poder, o más bien, lugar donde se ejerce el poder.

Otras personas pondrían por delante ciertos principios de fe como aquel de “no matarás” y se negarán a defender la soberanía por encima de la vida humana.

Otros pragmáticamente harán una operación de costo beneficio y decidirán si les es más conveniente o no resguardar la soberanía o hacer suya la otra soberanía.

Sería importante colocar en una escala de prioridades los valores que son absolutamente inalienables, como la vida y la libertad, y aquellos constructos “útiles” y hasta amados, pero socialmente fabricados, que en ningún caso pueden realizarse a costa de la violación de los anteriores, como la igualdad, la democracia o la nacionalidad.

Entonces, la defensa de la soberanía nacional mediante fuerzas armadas es una opción legítima, pero no única, no defenderla o anexarla son opciones igualmente legítimas.

En lo personal quisiera una Cuba sin Fuerzas Armadas, no por pacifismo, que también, pero, sobre todo, por la inutilidad de estas ante una agresión estadounidense que es de donde teóricamente podría venir, no creo que nadie prevea una invasión panameña.

Si pasáramos los próximos 100 años dedicando, en exclusiva, el presupuesto nacional a comprar y crear tecnología militar, aun seguiríamos siendo insignificantes comparados con el ejército estadounidense, así que, ¿para qué molestarse? ¿No sería muchísimo mejor dedicar esfuerzos y recursos a conseguir objetivos realmente útiles?

¿Cuánto vale todo el armamento, instalaciones y recursos hoy dedicados a las Fuerzas Armadas?, ¿no sería mejor vender todo eso y poner esos recursos, más lo que se le dedica a cuenta del presupuesto nacional, en algo productivo?

Aun así, respeto la opción de los que prefieren mantener un ejército, pero propondría que sean consecuentes con su decisión y lo sostengan adscribiéndose a un Servicio Militar Voluntario y pagando un impuesto especial que será el único monto del que disponga el Gobierno para sostener esa milicia.

Claro que en ningún caso supondría privilegio legal ser uno de los contribuyentes a esa fuerza, ni los recursos a esto destinado podrán deducirse de la carga impositiva general. El ejército al que estas personas contribuyen por decisión propia será siempre estatal, mientras exista.

Creo que de ese modo estaríamos salvaguardando la libertad de aquellos que deseen un ejército, mientras sean los suficientes para costearlo, y también de aquellos que por diferentes razones no quisieran jamás ser parte de esa maquinaria.

En cualquier caso, lo que ha de primar es el derecho a la libertad de cada ciudadano en la Cuba que yo deseo, que puede parecerse a la que deseas tú.

1 De una canción de Pablo Milanés

2 De un poema de Bonifacio Byrne

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