El Che ya les dijo a los obsecuentes: Les honneurs, ça m’emmerde

Por Martin Guevara

Che Guevara junto a trabajadores. Foto: radiorebelde.cu

HAVANA TIMES – Miles de personas creyentes en revoluciones carentes de un líder vivo honesto peregrinarán hasta Vallegrande el próximo lunes 9 de Octubre. Durante la noche del domingo el Presidente de Bolivia agasajará al privilegiado grupo de invitados que en lugar de declinar el gasto, irán prestos a pulirse opíparas cenas, exquisitos vinos y espirituosos, fiestas, hoteles, apariencias y nada más, precisamente, contra lo que luchaba el Che; la corrupción, el acomodamiento, el aburguesamiento, la doble moral, la manipulación y sobre todo contra lo que más repulsión le causaba:

La obsecuencia y los honores.

Si quieren hacerle un homenaje a la medida de Ernesto, vayan a una selva a luchar y a privarse de comodidades, no a festejar por todo lo alto.

El Che era infinitamente más útil muerto para la revolución que vivo, vivo no conseguía grandes cosas excepto mover las voluntades de la gente trabajadora, pero molestaba mucho a los defectos del socialismo, las mentiras del comunismo de la URSS, la burocracia de Cuba, los corruptos , etc.

Muchos no querían que se quedase en Cuba obstaculizando el disfrute del botín. Los rebeldes naturalmente habían luchado para vivir bien, para desplazar a los burgueses al exilio, a la cárcel o a la muerte y quedarse en sus barrios con sus casas y sus comodidades. Esto es lo que ocurrió.

No hicieron la revolución para ir al trabajo voluntario, para comer lo mismo que el vecino obrero, el Che iba todos los fines de semana al trabajo voluntario y no permitía que en su casa entraran víveres ni enseres que no tuviese todo el mundo en Cuba por la libreta, esta “tracción paralela” resultaba un incordio para los que había luchado para pasar a ser la nueva oligarquía. Era demasiado rígido y poco corruptible, no convenía.

Para quienes irán a los festejos por los 50 años de su muerte, a gastar el dinero de los bolivianos, a hacerse hospedar en hoteles caros, comer como cerdos y beber como cosacos, a salir en fotos, a pretender que les importan los pobres porque van a pasarla bien.

Para ellos lo mejor que hizo el Che fue su muerte, y a partir de su deceso, todos estos descarados de su propia fila, que lo traicionaron, que no lo querían cerca, primero mezclaron una lágrima de duelo con un suspiro de alivio, luego dejaron de ir a trabajos voluntarios, se llenaron de casas, de autos, de fincas, de lujos que ningún cubano tenía, y entonces, a partir de ahí pudieron tranquilamente y en su beneficio apropiarse de su vida y su muerte y comenzar a idolatrarlo.

Desde Fidel, Raúl y todos los falsos comunistas del mundo, hasta los descarados que obtienen beneficios de los frutos de su imagen.

Y como para la gente le gusta sentir esa mezcla del fuerte, el exitoso en desgracia, el contraste que se ve en la tragedia del héroe, entonces estos bribones losaron. Primero lo traicionaron, lo abandonaron porque era muy molesto como crítico y luego se apropiaron de su divino cadáver.

Pero para la gente desamparada en búsqueda constante, se humanizó muriendo con la mitad de kilos de su peso, hambriento, cansado, traicionado, con más miseria que un obrero desocupado, y entonces esa gente recogió la fuerza de esa imagen y la convirtió en mito.

¿Y qué desdice Ernesto a estos hedonistas que van a libar miel de los frutos de su muerte? Lo que siempre dijo sobre los honores:

Les honneurs, ça m’emmerde (Los honores me molestan)

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