Con Havana Times como en familia

¡una fiesta innombrable!

Por Isidro Estrada

HAVANA TIMES — Regresé al reencuentro con una familia y descubrí, con asombro y regocijo, que eran dos las que me esperaban: la de sangre y la de Havana Times.

Mi reciente viaje a Cuba me permitió un contacto de primera mano con algunos de los diaristas y colaboradores de este foro de opinión. Con varios había intercambiado previamente por medio del correo electrónico; a otros los reconocí gracias a la reiteración de sus fotos en el sitio; a otros más los adiviné de pura corazonada, a primera vista.

Hubo asimismo quien debió presentarse, pues la anonimia gráfica obliga. Pero con todos, sin excepción, percibí desde un primer momento esa sensación inasible que conduce a la comunicación y al entendimiento entre seres humanos.

Con  el paso del tiempo, HT ha demostrado ser un vehículo multiuso, casi caleidoscópico, por decirlo de algún modo, pues a cada vuelta de mano arroja nuevas aristas.

Hay quienes se sirven de él casi en exclusiva para lanzar toda su ira contra el Gobierno cubano y sus políticas  – y de paso vapulear a los que ven algo positivo en estos. O, por el contrario, quienes procuran por este medio reiterar su fe en el Proceso político cubano, dando así lugar a monumentales broncas virtuales entre ambas partes, que con frecuencia se saldan sin “sangre”, y hasta con algo donaire, gracias en buena medida a la pericia editorial del principal gestor del sitio.

Pero si bien esta sección de opinión es el punto más “caliente” del portal, no es posible soslayar que HT constituye asimismo una posibilidad de asomarse a las múltiples aristas que hoy conforman la sociedad cubana, con acento especial en su cultura, y más específicamente, sus artes.

Gracias a este sitio, hemos accedido a personalidades de ese mundo que, de otra forma, continuarían siendo poco menos que anónimas para la gran mayoría, sobre todo los que vivimos fuera.  Aún imperfecta, HT es plural, es polémica, es útil. Por eso la sigo. Necesitamos de la polémica tanto como de la inversión para reajustar los derroteros de nuestra sociedad.

Pero hay más. En lo personal me ha servido para conocer personas, para crear afinidades, incluso para ayudar al prójimo necesitado. Y a mi modo de ver eso es lo más importante.  Penetrar en la otredad de un semejante, generar afectos. Al menos a mí esa faceta me enriquece con creces.

Estrechar las manos, abrazar o intercambiar besos con Erasmo, Irina, Yusimí, Verónica, Yasser, Daisy, Eduardo, Carlos, Vicente, Mercedes, Regina, Dimitri e Isbel fue uno de los momentos climácicos de mi estadía en la Isla.  Un capítulo para la memoria.

A pesar de que todos – matices más o menos-  son pesos pesados en el ejercicio del criterio, nuestro tiempo juntos – que se me antojó brevísimo – , transcurrió sobre todo entre charlas mundanas y la chanza sin la cual dejaríamos de ser cubanos, como si se tratara de viejos vecinos que sacan filo al último comentario del barrio. Tal fue nuestro nivel de identificación.

Hoy en la distancia los sigo leyendo, valorando siempre la oportunidad de haber dado con personas que dicen lo que realmente piensan, en un mundo donde por años me he estado topando a tantos enmascarados, que guardan debajo de la almohada el verdadero sentimiento que les roe el corazón, no sé esperando a qué o a cuándo.

Gracias HT.