Balance de la política de embargo contra Cuba

Rogelio Manuel Díaz Moreno

El Hotel Habana Libre. Foto: Elio Delgado Valdés

HAVANA TIMES —La política estadounidense de bloqueo/embargo hacia Cuba parece que va a disminuir considerablemente en los próximos tiempos. Esta política, inaugurada por el presidente John F. Kennedy, se proponía derrotar al gobierno cubano, ya que había fracasado la invasión de Playa Girón por cubanos equipados y entrenados por la CIA. Los objetivos del bloqueo/embargo se pueden representar por el conocido documento del Departamento de Estado, redactado por Lester Mallory:

“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva (…) El único modo efectivo para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”

Esta acción del imperialismo norteamericano tendría consecuencias para Cuba y el resto del mundo. Con los aires de cambio que corren, se deberá hacer un balance sobre sus resultados. La decisión del actual presidente estadounidense, Obama, de liquidarla, será vista por muchos como prueba de su fracaso. Esto será destacado por parte de los políticos y filósofos oficialistas de La Habana, que se congratulan por su “victoria”. Con ellos, pero con otros matices, concurrirán las fuentes estadounidenses que hablan de “cambios en los medios fracasados” para perseguir la misma política.

Sin embargo, las personas que se consideren de izquierda podrían ser un tin menos triunfalistas y no caer en las trampas de la derecha. Esta última sabe renovarse incesantemente, y disimular sus mejores éxitos obtenidos con los medios más siniestros.

Una interpretación alternativa, totalmente plausible, radica en valorar la política de bloqueo/embargo como exitosa. El fin de sus principales manifestaciones se debería a que se considerarían como alcanzados sus principales objetivos, y las desventajas de continuar su empleo bajo las actuales condiciones.

La voluntad estadounidense de derrocar al gobierno cubano se despertó después de 1959. Las propiedades estadounidenses acá fueron nacionalizadas en un proceso sumamente conflictivo. El poder de La Habana le desbarató al imperialismo yanqui la capacidad de explotación de los recursos de la isla caribeña. Además, con el nada desinteresado apoyo soviético, Cuba se erigió en un bastión internacional de referencia de las luchas anti-imperialistas y de enfrentamiento al poderío estadounidense. Bajo estas premisas, al capitalismo estadounidense no le interesaba negociar compensaciones semejantes a las que obtuvieron los demás poderes con intereses también nacionalizados aquí. Cuba debía ser “castigada”, para que su fracaso y miserias sirvieran de ejemplo al resto del mundo.

¿Qué pasó, entonces, con el paso del tiempo y los objetivos del bloqueo/embargo?

Veamos este objetivo: “desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria”. La corriente migratoria cubana actual desangra las generaciones más capaces y de mayor iniciativa de la nación, descontentas con sus perspectivas locales. Las organizaciones políticas y de masas cubanas acusan un tremendo desgaste, reconocido por los mismos órganos de prensa oficialistas. Los trabajadores del Estado no rinden lo que este desea, y se resarcen de sus bajos ingresos mediante maniobras de bolsa negra. También se alcanzó “el fin de reducir los salarios nominales y reales”.

Obviamente, en estos resultados desastrosos también ayudó, muchísimo, la propia incapacidad de la dirigencia cubana en materia de dirección y economía. Qué factor fue el de más peso, eso no va a ser acordado nunca. Tampoco se puede pasar por alto que muchas de las desastrosas decisiones económicas locales fueron tomadas bajo la nociva influencia de ese ambiente de hostigamiento. Incluso, una parte no despreciable de la población llegó a dar como aceptables políticas represivas a sus libertades, al percibir la amenaza latente en el injerencismo imperialista.

Obviamente, al gobierno estadounidense le interesaba un pepino la vida del pueblo cubano, o que sufriera “hambre, desesperación”. Esto sería aceptable, con tal de que llegara al punto de que decidiera salir a provocar “el derrocamiento del gobierno”. Aunque más bien fue salir y subirse en una precaria embarcación y arriesgar su vida cruzando el estrecho de la Florida. A 90 millas lo esperaban maravillosas condiciones para un emigrado. Pareciera que este último objetivo, el del derrocamiento, no se logró. ¿O sí?

Lo que más preocupa a un gran capitalista no es el nombre de un gobierno vecino, sino la posibilidad de explotar frutos que crecen en “el patio trasero”. En el patio de Washington apareció un gobierno que le cerró esa puerta. Pero si ese mismo gobierno, amablemente, se la vuelve a abrir, desaparece la razón principal para buscar derrocarlo abiertamente. Además, ya la política del bloqueo hacía quedar muy mal a Washington frente a La Habana, con la metáfora de Goliat contra David y todo lo demás. Pero ahora que David solito hizo las concesiones deseadas, que restableció la posibilidad de explotar el país, sus recursos, sus trabajadores; ahora que no apoya más los movimientos revolucionarios, de clase, por el mundo; ya Goliat no necesitará blandir ese garrote tan feo. El gobierno que se impuso en 1959 no queda derrocado, pero su política de entonces sí.

El bloqueo/embargo nunca debió ser establecido, en primer lugar, porque prolongó la política imperialista estadounidense histórica, de injerencia en Cuba. Estableció un hostigamiento injusto, genocida, dirigido a causar sufrimientos humanos para alcanzar fines políticos. Esto ha sido reconocido por la mayoría de las instancias de peso diplomáticas internacionales, sin que los EEUU hayan reconocido nunca su culpabilidad. Si ahora se suspende ¿será porque fracasó, o porque se han alcanzado ya la mayoría de sus objetivos? Esta cuestión no parece sencilla de responder.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Opinión

De la disidencia a la oposición: el camino a Villa Marista

Villa Marista simboliza cómo el régimen cubano percibe la disidencia: un virus que debe erradicarse...

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

Una joven pareja que ha optado por quedarse en Cuba

Ana y Jairo tienen varios empleos que les permiten vivir y no se plantean salir…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.