Una casa del siglo 19 se desploma y deja al barrio sin luz

El inmueble, con el número 1360 en la Calzada del Cerro, sufrió el derrumbe de parte de su fachada y del techo / 14ymedio

Por Juan Diego Rodríguez (14ymedio)

HAVANA TIMES – La histórica Casa de doña Luz Godínez de Diago, así señalizada en los mapas, un edificio del siglo XIX en La Habana, ya no existe como tal. Este miércoles el inmueble, con el número 1360 en la calzada del Cerro, sufrió el derrumbe de parte de su fachada y del techo.

«Ha sido un alivio, porque ese edificio llevaba años en peligro de derrumbe y el temor de todos los que vivimos cerca es que terminara en tragedia», cuenta a 14ymedio una vecina de la casona de dos plantas. Los trabajos de demolición han obligado a cortar el servicio eléctrico en la zona.

«Desde ayer vimos que caía una arenilla y poco después sentimos el estruendo», detalla la mujer parada frente a la casona que una vez perteneció a una de las familias de la aristocracia habanera que buscó refugio en la barriada del Cerro, hace dos siglos, para dejar atrás la ciudad intramuros, sus ruidos y sus miasmas. La quinta ha pasado por varios usos en las últimas décadas, desde privados hasta estatales.

«En la parte delantera, pegada a la fachada, no vive nadie, pero detrás hay varias familias», explica a este diario la mujer. Un equipo de demolición, con una cabina para que, al menos dos trabajadores golpeen con mandarrias los muros que quedan en pie, estaba la tarde de este miércoles frente al inmueble ubicado entre las calles Patria y Saravia. «Van a tener que apurarse porque se ve que viene tremendo aguacero», comentaba otro residente en las cercanías.

Los enormes escombros del derrumbe ocupan parte de la calzada que conduce hacia la famosa esquina de Tejas, un nodo comercial también caído en desgracia, luego sigue hasta la calle Monte y el Capitolio de La Habana. Los fragmentos de muros y columnas tienen un tamaño que impresiona. «Increíble que no hayan aplastado un carro», añadía un curioso que miraba las operaciones detrás de la cinta amarilla que cierra la vía.

A pesar del deterioro y el boquete que en la fachada deja al descubierto parte del interior del inmueble, aún puede apreciarse algo de su grandeza. Un amplio portal con estilizadas columnas, apoyan una planta superior de arcos terminados en punta y un balcón a lo ancho de toda la quinta que hace mucho tiempo perdió la ornamentada reja que permitía acodarse en la terraza y disfrutar del fresco. En los bajos, otro arco con inspiración mudéjar conserva todavía parte de su grandeza.

La casa justo al lado del número 1360, más pequeña y de estilo neoclásico, tiene el portal apuntalado con vigas de madera y ha sufrido algunos daños tras el desplome de parte de la vivienda cercana. En la calle, un arbusto se mezcla con los escombros porque fue arrastrado desde una grieta en la que, por años, había crecido próximo a la azotea de la antigua casona de los Godínez de Diago.

En la barriada han tenido que cortar el servicio eléctrico para realizar las labores de demolición debido a la cercanía del tendido con la fachada del edificio. El apagón ha molestado especialmente a los residentes en una zona habanera que lleva días sufriendo problemas en el suministro de agua y que tenían la esperanza de poder llenar sus tanques y sus envases esta tarde, si el servicio se restablece. Sin electricidad, los motores que extraen de las cisternas no pueden siquiera encenderse.

La calzada del Cerro, una de las vías más importantes de la capital cubana, conecta parte de los municipios de Plaza de la Revolución y Cerro con Centro Habana y La Habana Vieja. Se trata de una tradicional ruta de ómnibus urbanos y taxis colectivos, especialmente de aquellos que hacen el trayecto entre el parque de la Fraternidad y las zonas de La Lisa y Marianao. Su cierre, este miércoles, ha obligado a canalizar el tráfico por las calles paralelas, más estrechas y muy afectadas por el deterioro del asfalto.

Ha sido también la calzada del Cerro una de las avenidas que más ha sufrido el paso del tiempo, la desidia estatal y las pocas inversiones en las últimas décadas. Sin los atractivos del casco histórico habanero ni el empuje más moderno de El Vedado, la calle tiene numerosas cuarterías donde el hacinamiento y las divisiones improvisadas han contribuido a deteriorar aún más su infraestructura.

Lo que una vez fue un paseo con amplios portales, infinidad de vibrantes comercios y una gran vida social ha ido languideciendo hasta quedar como una ruta que muchos habaneros evitan ante el peligro del colapso de un balcón, las aguas albañales que se acumulan en sus esquinas, las montañas de basura que se apilan en sus entrecalles y la inseguridad que se ha adueñado de sus alrededores, especialmente en el horario nocturno.

Las intensas lluvias de los últimos días han provocado decenas de derrumbes en La Habana, una persona fallecida y varias heridas. El viernes pasado una fuente oficial, que prefirió el anonimato, informó a este diario que en la capital cubana las fuertes precipitaciones habían provocado 19 desplomes parciales, pero en los días siguientes el número siguió creciendo.

La noche de este domingo uno de los inmuebles más emblemáticos de la capital, el Edificio Manzanares, sufrió un derrumbe interior. Alrededor de las 9:20 pm, un patinejo se desplomó, arrastrando a su paso toda la zona de baños y cocinas de los pisos inferiores, en el número 912 de la calle San Francisco, una de las entradas del complejo de apartamentos.

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