Después de la muerte del Che Guevara, cinco consecuencias

HAVANA TIMES – El Che Guevara sigue siendo hasta hoy la encarnación del revolucionario incansable que es idolatrado por muchos pese a sus actos violentos, reporta dpa. Su fusilamiento el 9 de octubre de 1967 en Bolivia lo convirtió en un “mártir”, algo que tuvo varias consecuencias históricas y culturales clave:

– CONFLICTO ESTE-OESTE: La guerrilla del Che alimentó el temor de “una segunda Cuba” en América Latina y del aumento de la influencia de la Unión Soviética en el “patio trasero” de Estados Unidos. Eso llevó a una masiva intervención de Washington en Chile y Nicaragua y a apoyar a las dictaduras militares que asolaron Sudamérica en la década de los 70.

– ÍCONO DEL 68: El Che Guevara estuvo presente en todas las manifestaciones de la generación del 68, ya sea en París o en cualquier otra parte del mundo. Se convirtió en el modelo del movimiento estudiantil como combatiente a favor de los ideales socialistas y contra el capitalismo encarnado por Estados Unidos. Su frase “¡Seamos realistas, pidamos lo imposible!” se convirtió en el eslogan de toda una generación.

– IZQUIERDA LATINOAMERICANA: Con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela en 1999 comenzó en Sudamérica una década de gobiernos de izquierda en varios países. Sobre todo él y Evo Morales en Bolivia (desde 2006) se remitieron siempre al Che como su modelo a seguir. Se creó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), con lo que Cuba ya no estuvo tan aislada, comenzó a recibir petróleo de Venezuela y envió como contrapartida médicos a países sudamericanos.

– MITIFICACIÓN: Pese a que el Che Guevara fue responsable de ejecuciones y apoyó la persecusión de quienes no pensaban como él en Cuba, es hasta hoy una de las figuras más idolatradas del mundo. Ya sea para los críticos de la globalización o en las marchas a favor de la paz, el Che es sinónimo de lucha a favor de los pobres y contra la opresión.

– ÍCONO POP: En camisetas, afiches o en el brazo de Diego Maradona, no hay otra imagen tantas veces reproducida como la del Che con la boina mirando al horizonte. Separado de su contexto histórico se convirtió en símbolo de una juventud rebelde y sirvió incluso a empresas capitalistas para otorgar a nuevos productos un tinte revolucionario.