Los venezolanos ¿se morirían de hambre por mantener a Maduro en el poder?

Caridad

HAVANA TIMES — Estoy en la terminal de ómnibus de Barquisimeto, estado de Lara. Son las 4:30 de la mañana. A estas horas me rodea el bullicio habitual, los corredores de viaje gritando a viva voz cada una de sus rutas, los vendedores proponen café de verdad, (no de maíz tostado, como el que abunda ahora a falta del café real).

Mucha gente, como yo, espera que llegue la mañana para salir a la calle a conseguir alguna ruta que los lleve a su destino dentro de la ciudad de Barquisimeto. Algunos beben café, otros fororo caliente.

El fororo es una bebida hecha a base de maíz tostado, que últimamente ha vuelto a estar muy presente en la cocina de los venezolanos. En Barquisimeto es habitual encontrar vendedores de fororo con leche. Como no he desayunado estoy pensando en comprar una de esas bebidas calientes y más baratas que otros desayunos.

A mi lado se para una perrita. Lleva una pata a rastras y un poco de miasis en algunas partes de su cuerpo. Enseguida pienso en qué puedo darle de comer, las arepas que venden en un kiosco están un poco caras para mi bolsillo, así que el fororo viene a ser la mejor opción.

¿Será que le gusta? Conozco perros que viven en la calle y no comen cualquier comida. Va a ser duro botar un vaso de fororo. No importa. Creo que sí se lo tomará; después que salga de la terminal no dejaré de pensar en la dichosa perra, que si quizá eso es lo único que comerá en el día, que es hembra y es más difícil para ella sobrevivir, que la miasis la devorará muy pronto.

Finalmente me decido a comprar el fororo con leche. Está caliente y a esta hora de la madrugada hace frío incluso en este estado que suele ser muy caluroso en el día. Tomo un sorbo. Uhhummm, está delicioso, y lo caliente cae muy bien en el estómago. Ahora solo falta que me lo quiera tomar todo y no deje nada a la perrita. No, no haré eso. Pero la verdad que este señor sí sabe cocinar muy rica esta bebida. Vuelvo a probar, dos o tres sorbos, está cremoso.

Miro a la perrita, duerme en una esquina apartada. Un poco más atrás, cerca de ella, hay dos personas. No son viajeros. Son de esas personas que pernoctan en las terminales de ómnibus, porque no tienen casa. Andan sucios, así que eso indica que más allá de no tener casa, es probable que estén atrapados por alguna droga de mala calidad y muy destructiva. Si le pongo el vaso de fororo a la perrita esas dos personas no lo pensarán dos veces para quitárselo. No es fácil conseguir más de mil bolívares para comprar un vaso de fororo.

En esta crisis las personas que viven en la calle son los más desfavorecidos. Antes era fácil reunir 5 ó 10 bolívares para comer algo, solo pidiendo en la calle o juntando chatarra. Ahora, mínimo, hay que tener mil bolívares y no alcanza ni para un desayuno.

La perra o los “recoge-lata”.

Es la disyuntiva.

No debería tener esa disyuntiva. Alimentar a un perro de la calle nunca debería estar ante la  disyuntiva de alimentar a un ser humano. Esa persona tiene más opciones que un animal. Y yo no debería estar a las 5 de la mañana con un vaso de fororo en la mano decidiendo a quién brindarlo cuando mi estómago es el primero que lo reclama.

Pero tengo un poco más de dinero encima y comida en casa. Mi estómago queda fuera de la discusión.

La perra o los recoge-lata.

Miserable yo, que puedo comprar otro vaso de fororo y no tener que decidir. Pero estas no son las únicas personas sin techo que andan por la terminal.

Y mi salario apenas alcanza para comer.

Comida, comida. Todo se vuelve comida. Todo gira alrededor de ella en estos tiempos. Aunque ya hay en las tiendas, los precios cada día triplicándose hacen difícil una buena alimentación.
La excanciller acaba de decir ayer que aunque nos muramos de hambre Maduro no dejará de ser presidente.

Eso me recuerda una de aquellas frases ridículamente lapidarias de Fidel Castro. ¿Será que alguien de la familia de la excanciller siquiera ha muerto por falta de medicamentos? ¿En serio ha pensado ella en, al menos, dejar de almorzar un día?  Morirnos de hambre… jejeje.

Y lo rico que está este fororo para andar pensando en la excanciller y sus zapatos demasiado caros como para creerle que ni siquiera sería capaz de donar el café de su desayuno a un niño de los miles que salen sin comer a la escuela o a trabajar.

Dejo el vaso de fororo cerca de la perrita. Ella se despierta azorada. No sé si está poco acostumbrada a que sean amables con ella o si la enfermedad ya le impide querer comer.

No miro atrás. No sé si los recoge-lata se hacen con la bebida o si algún otro animal la aprovecha. Alguien, sin duda, lo hará.