¿Aplausos o Gonorrea? Me llegó el CLAP

Caridad

HAVANA TIMES — Son las 7 de la mañana y Yolvik me despierta con un grito: ¡Llegaron las bolsas!

Normalmente me molestaría mucho si me despiertan de esta forma intempestiva, pero el anuncio de la famosa bolsa de comida, que nunca hemos tenido en nuestras manos, me hace olvidar el mal despertar, porque, además, existe una dificultad para poder comprarla.

Pero antes de contar el problema, para los que no saben de qué estoy hablando, les explico que la bolsa es una inventiva del gobierno de Maduro para hacer llegar un poco de alimento barato a los venezolanos.

La historia de eso inició con Chávez y los Mercales, pequeñas bodegas que vendían productos a precios muy asequibles a cualquier bolsillo. A los Mercales se le unieron luego los Pedevales y Mercados Bicentenarios, pero con la escasez de comida aumentó la corrupción dentro de ellos y comenzaron a ser clausurados o minimizadas sus ventas.

Así, con esta extendida crisis, llegaron los CLAP, que aunque me cuenten que en inglés es un modo de referirse a la gonorrea, en Venezuela son las siglas para los Comités Locales para Abastecimiento y Distribución. Una bonita historia comandada por el Ministerio de Alimentación para llevar productos de primera necesidad hasta la puerta de tu casa.

Ya hablé anteriormente sobre los CLAP en “Venezuela se hunde…clap clap”.

Pues, varios meses después de haber coqueteado con esta nueva forma de acceso a los alimentos, recibimos la noticia de que esta semana nos llegaría la dichosa bolsa.

El primer inconveniente es que advirtieron “en esta semana”, pero no podían asegurar en qué fecha exacta, así que nada de pedir permiso en el trabajo con un par de días de anticipación; el segundo, que los cinco mil bolívares que hay que pagar por esta bolsa en específico (no todas tienen los mismos productos y por tanto tampoco los mismos precios) debe ser en efectivo.

Yolvik me despierta y el segundo grito es: ¡Y no tenemos dinero!

Es día 30, teníamos guardados los cinco mil bolívares, pero apareció medio kilo de café por tres mil quinientos y no podía dejar pasar la oportunidad, el café es parte esencial de mi desayuno y está muy difícil conseguirlo, me cuentan que en algunos mercados han comenzado a venderlo, pero todavía no me he tropezado con ninguno. El hecho es que no tenemos los cinco mil para pagar la bolsa. Y los encargados de venderla, a pesar de que viene una por cada apartamento, no las guardan 5 minutos más allá del horario de venta.

La primera tarea del día, conseguir los cinco mil bolívares antes de las 9 de la mañana.

Como es día de cobro es casi seguro que en mi cuenta del banco ya tenga más que suficiente para la bolsa, pero así no se vale, hay que tenerlo en cash, dinero en mano.

Y sacar dinero de un Cajero en días de pago es tan divertido como agarrar un P11 en el Vedado a las 5 de la tarde. Además de que, como no tengo a mano un cajero del banco donde tengo cuenta, tendría que sacar de otro donde solo me es permitido extraer tres mil bolívares, todavía luego de 2 ó 3 horas de cola no tendría el dinero completo.

La histeria de Yolvik amenaza con alcanzar el techo.

Tuvimos un mes siniestro en cuanto a comida, pues se me rompió la cámara (algo sencillo) y tuvimos que pagar por el arreglo 75.000 bolívares (Bs). Muy simpático el asunto, porque la cámara la compré de uso, hace 3 años, por 10.000 bolívares. Dicho sea de paso mi salario mensual (con bono de alimentación incluido) no alcanza los 75.000. Pero trabajo con mi cámara y dependo de ella, no quedó de otra. El esfuerzo fue grande para sobrevivir ese mes, y Yolvik se niega a repetir la historia, los productos que debe traer la bolsa rondan en el mercado negro (o en los mercados de la zona Este donde ya comienzan a venderlos) los cuarenta mil bolívares.

Este mes que inicia, además, debo pagar los ochenta mil que me piden en el Consulado cubano para el nuevo pasaporte. Lo que quiere decir que hasta yo pondré a un lado mi dignidad y tendré que correr en busca del dinero para llegar a tiempo a la venta del CLAP.

Si, al menos, hubieran avisado el día anterior, habríamos tratado de conseguir la suma con tiempo, pero no valen en este momento las quejas, con una llamada Yolvik consigue quien le preste el efectivo, sería una hora de viaje ida y vuelta, si todo sale bien podría estar de regreso a las 9 en punto.

Salto de la cama. Respiro. Bajo a la calle en busca de la camioneta que me facilite el viaje. No hay pedigüeños en el camino, ni asaltantes (el recorrido es de los que más escalofríos me provoca siempre, por su inseguridad). Regreso triunfal con mis 5.000Bs.

Hago la cola, organizada por apartamentos. Suenan en las bocinas música de Chávez y el PSUV. Por suerte no tenía nada importante hoy en el trabajo. Dos horas más tarde tengo en mano: 4 kilos de harina, 2 de frijoles negros, 2 de arroz, 2 de macarrones, 2 de azúcar, 2 de leche y 2 litros de aceite.

Dicen que dentro de un mes y medio harán otra venta.

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