Shopping de sexo

Yanelys Nuñez Leyva

HAVANA TIMES — Cuando el joven artista Luis Manuel Otero Alcántara me habló de una exposición que realizó el año pasado, titulada Shopping de sexo, me lamenté por no haber ido.

Ocurrió en un espacio alternativo, llamado Cristo Salvador, ubicada en una casa particular del Vedado.

La muestra, conformada por una gran gama de artículos relacionados con la actividad sexual y erótica del cubano, reflexionaba sobre asuntos como las fantasías, los morbos, la libertad de experimentación sexual y también, sobre la notable carencia de espacios comerciales vinculados a estas cuestiones tan inherentes al ser humano.

La expo, dispuesta como una tienda de artículos, ofertaba a precios muy asequibles: muñecas y animales inflables-penetrables, consoladores de variada factura –en cuanto a tamaño, color, forma, textura– entre otros objetos, realizados todos muy artesanalmente y aprovechando el imaginario popular para su construcción; puesto que ante la ausencia de productos sofisticados destinados a dichas prácticas, el cubano común ha desarrollado estrategias para sus juegos sexuales y para hacer realidad sus más insospechados deseos.

La galería, también conocida como La casa de Otari, por esos días de la exposición, estuvo acondicionada de manera voluptuosa, a partir de luces tenues y marcados contrastes y del graffiti de Onto y Alexander Robaina en las paredes, que proyectaba a mujeres y hombres en escenas sensuales y (mas)turbadoras.

Completaba el environment, una pareja de meseros que repartía galleticas en ropa interior provocativa.

Luis Manuel, en esa oportunidad, se apropiaba de un lenguaje comercial para dialogar con el público, no solo sobre sus preferencias dentro del terreno sexual, sino sobre temas tabúes y necesidades humanas. Pues, la institución Arte le proporcionaba esa grieta donde lo prohibido puede llegar a violentarse, a transgredirse.

El gesto debió de haber generado contrariedad en el espectador pero el velo del arte propiciaba un acercamiento más desprejuiciado a cada elemento expuesto; por lo que, constantes como la ética, la moral, la decencia y el puritanismo fueron puestas en tela de juicio.

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