Tomás Sánchez, un arte necesario

Verónica Vega

Tomás Sánchez

HAVANA TIMES — Con motivo de la duodécima Bienal de la Habana y en una de las salas del tercer piso del Museo Nacional de Bellas Artes, se exhibe una muestra del exiliado pintor cubano Tomás Sánchez.

Entrar al enorme inmueble transmuta el bullicio de la vieja y sucia Habana Vieja (inmersa en ruidosas reparaciones) en una extraña quietud interrumpida sólo por murmullos y la resonancia de los pasos, pero al ingresar a esta sala el silencio es inevitable, connatural.

Los grandes cuadros alineados en las paredes, abren al espectador una dimensión desconocida donde pasa a ser parte de su espacio, o más bien, de una indescriptible promesa de infinito.

Tuve la gran suerte de ver por primera vez a Tomás Sánchez y entablar con él un corto diálogo justo a la entrada de esta muestra. Con su hablar sereno, directo, con agradable sencillez, confiesa que usa el color blanco para simbolizar el Vacío o la Existencia antes de la Creación.

Aislado por Tomás Sánchez

Y es ese blanco el que expande la vista en la alternativa virtual de fundirnos con el océano de conciencia y luz mencionado en filosofías de las que ha bebido, como la Vedanta. Es ese blanco el que aparece en forma de neblina para reflejar la relación del ser humano con lo intangible.

Es el que chispea entre montones y montones de objetos creados por el hombre en violento contraste con la naturaleza.

En el mundo moderno, donde el progreso ha acelerado a niveles patológicos el ritmo del pensamiento, la mirada de este creador nos obliga a hacer una parada. Y ahí, en ese vacío simbólico que no necesita resortes tan manidos en el arte actual como la rispidez, la procacidad o el cinismo, él contrapone paisajes (¿reales, imaginados?) de sobrecogedora belleza, con extensiones de desechos que amenazan sepultar el planeta.

Cristo mismo crucificado aparece en escorzo sobre un mar de desperdicios como símbolo doble: de la vida física, y del alma o la conciencia.

Hombre crucificado en el basurero. Por Tomás Sánchez

Pero bajo su pincel, incluso la basura (material o moral) parece palpitar en una anómala forma de belleza. “Siento como si los cuadros me halaran, me absorbieran”, me confesó un amigo al salir de la sala.

Y pienso en Van Gogh, que podía golpear atrapando la fealdad o la anodinia en un lienzo, la incertidumbre y el dolor hasta en una simple silla. Tomás Sánchez demuestra cómo el espacio y la belleza pueden ser también un golpe que involuntariamente nos sacude las muchas máscaras de la indiferencia.

Por sus propias palabras, supe que estará de nuevo en la Isla en septiembre de este año. Bienvenido de antemano otra vez a la que sigue siendo su patria, y ojala se tienda un puente permanente con este arte que tanta falta hace al mundo, y a los cubanos.

Articulos recientes:

  • Mundo
  • Noticias

La Unesco concede el Premio Mundial de Libertad de Prensa a los periodistas palestinos en Gaza y más noticias internacionales

Presentamos las noticias internacionales en breve recopilada por Democracy Now el viernes 3 de mayo de 2024.

  • Cancion del Dia
  • Mundo
  • Noticias

Monsieur Periné – Canción del día

Nuestra banda destacada de hoy es Monsieur Periné de Colombia con la canción “Mi Libertad”…

  • Cuba
  • Diarios
  • Verónica Vega

El mundo en blanco y negro

En la Cuba de los 70 no había videocaseteras, computadoras, ni grabadoras... Cada momento era…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.