La Noche que no amaneció

Verónica Vega

HAVANA TIMES — Después de ver por fin la película “Una Noche”, de la realizadora británica Lucy Mulloy, llegué a  tres conclusiones:

1. No confiaré tanto en el entusiasmo ajeno

2. Dudaré de la opinión de los jurados

3. Desconfiaré de los ritmos dinámicos, de las actuaciones “naturales”, de la fidelidad a la  realidad cruda.

“Una Noche” narra la historia de tres jóvenes cubanos que atrapados en la peor decadencia, optan por escapar de la isla en una balsa.

El escenario: una Habana “casi” creíble. Y digo “casi” porque la aglomeración de detalles escabrosos, a pesar de la acotación en los créditos de que está “inspirada en hechos reales”, va volviendo la trama inverosímil.

Una madre enferma de sida, escuálida, prostituta, un jefe que acosa sexualmente a su joven empleado, una cocina de hotel que parece la de un comedor obrero.

No sé si hay una intención simbólica en que la portagonista vista uniforme de secundaria en todo el filme, pero se torna increíble. Como el que alguien que huye de la policía en un itinerario aleatorio termine en la azotea de un alto edificio y dispuesto a saltar, sea encontrado por su amigo justo en el dramático momento.

O que ese mismo joven, aún acosado por la policía, intente seducir en la calle a una bonita jinetera que resulta ser un travesti. O la puntual menstruación de la protagonista en plena fuga en balsa atrayendo al horripilante tiburón.

A una velocidad que recuerda el video clip, el reverso de la postal de Cuba pero comprimido, para que quepa todo en un solo cuadro: negociantes clandestinos, ladrones, putas…Un mísero artista ambulante, una brujera, jóvenes bicicleteros enganchados de una guagua, un “tirador” que improvisa un pescado como consolador sexual. Casas cochambrosas, gente apelmazada en la podredumbre.

Trozos de una Cuba que sigue siendo incompleta, no importa cuánto se esmeren los actores por mostrarse casi tangibles con sus gestos marginales, su lenguaje atropellado y sin dicción. Hiperrealismo que de todos modos falla en dar una dimensión más profunda de estos héroes de la calle, mientras la voz en off de la protagonista evoca en un susurro poético sutilezas que no se corresponden con su personaje.

Al final, el escape precipitado en balsa, no al promisorio horizonte sino al vacío, a la nada. Para prolongar la asfixia hasta el final del túnel, para convencernos de que no hay salida posible.

Para acuñar el hecho de que los tres jóvenes actores: Javier Núñez, Anailín de la Rúa y Daniel Arrechada, hayan saltado de la sordidez ¿del filme?, ¿de Cuba?, solicitando asilo político durante su viaje al XI Festival Tribeca de Nueva York, donde la película obtuvo premios en realización, fotografía y actuación masculina.

Tal vez ahora alguien se anime a hacer una segunda parte pero de la historia real, la de estos jóvenes que parecían tener tantas razones para escapar como los personajes de ese país de pesadilla. País al que, les confieso, me alivia sentirme no pertenecer.

Articulos recientes:

  • Foto del dia
  • Mundo
  • Noticias

Lake Sabrina, California, EUA – Foto del día

Jodie Newell de Estados Unidos tomó nuestra foto del día: "Lake Sabrina" en California, EUA.

  • Cuba
  • Opinión

Discurso deshumanizante y represión en Cuba

En Cuba, el discurso oficial de intolerancia se entrelaza directamente con la deshumanización de aquellos…

  • Nicaragua
  • Noticias

Una caravana cultural para los nicas en Estados Unidos

El grupo folclórico Malinche se unió a Carlos Mejía Godoy y TrovAzul para presentaciones en…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.