De lo malo y lo bueno

Verónica Vega

Equilibrio. Ilustración: Yasser Castellanos

HAVANA TIMES — Una amiga francesa me decía que oír críticas de extranjeros a su país le parecía muy saludable. Las opiniones generales del visitante suelen basarse en el esplendor de una primera impresión, y no son nada objetivas.

¡Y qué decir del impacto que ese primer mundo causa a un cubano! Cada vez que me topo con un amigo emigrado me preparo para la fija confrontación: afuera (cualquier país desarrollado es una maravilla) – Cuba(un desastre insalvable).

Así que, por contraste, también me resultó saludable escuchar criterios muy diferentes de una cuentapropista cubana luego de su reciente tour por ciudades de La Florida.

En su opinión, es una sociedad tan organizada que resulta antinatural. La medicina no es un servicio, sino un negocio, que se enfoca en generar dependencia  y no en prevenir. A los niños hiperquinéticos se les administra sedante, en lugar de canalizar su exceso de energía con deportes u otra actividad física.

Le sorprendió ver que los perros llevan collares con dispositivos que les proporcionan leves descargas eléctricas si ladran, lo cual viola sus impulsos naturales y debe generarles traumas.

Las casas, dice, se construyen de un material llamado “pladur”, el cual provoca humedad, y para contrarrestar ese olor, los habitantes queman constantemente sustancias aromáticas que a ella le resultaban irrespirables. La comida toda, le sabía artificial, extrañó muchísimo el sabor de los frijoles, del café…

Pasó por un puente y le llamó la atención que estaba cubierto por una malla. Indagó la causa y le explicaron que era para evitar que la gente intentara suicidarse.

La chivatería allá está peor que aquí… -aseguró-. Un vecino puede denunciarte por cualquier labor fuera del orden establecido, aunque se trate de una simpleza incapaz de afectar a nadie. En Cuba un chofer sale del carro a discutir con otro en plena calle, allá si haces eso el otro chofer puede portar un arma y con tantos locos sueltos, quién sabe lo que pase.

Se utiliza un lenguaje muy despectivo para referirse a quienes no pertenecen a la raza blanca, sobre todo a indios y negros. A los balseros (esos que aquí son héroes), allá se les considera lo más bajo de la sociedad. Tanto que aquí se critica que las muchachas se vean como objetos sexuales, pero allá se espera que inviertan en embellecer su cuerpo… para trabajar como strippers.

Si ves que alguien se cayó en la vía pública, ni pienses en ayudarlo, en esos casos acude una ambulancia y si el individuo opina que con tu acción le provocaste algún daño, ¡puede hasta demandarte!

Todo se ve en términos de dinero: si tienes un pequeño accidente con tu carro, además de la ayuda médica acudirán los bomberos y la policía, así que deberás pagar por todos esos servicios incluyendo el daño material que hayas podido causar con el impacto.

Y lo peor: si estás comprando una casa a crédito y de repente te quedas sin empleo, pierdes la casa junto a TODO lo invertido hasta el momento, no importa si te faltaba muy poco para liquidar la deuda…

Del País de las Oportunidades, al parecer lo único que le impresionó favorablemente fue el avance tecnológico, como el sistema de GPS en los automóviles.

Pero yo me pregunto: caminar por calles limpias, no ver animales padeciendo en ellas sino siendo respetados y protegidos por ley, ¿no representa un enorme alivio?  Al menos eso es de lo que más deslumbra a familiares y amigos al exiliarse en Estados Unidos. A mi sobrina que viajó recientemente a Antalia, Turquía, lo que más le gustó fue ver perros y gatos en las calles, ¡tan bellos y muy bien atendidos por organizaciones, portando collares con GPS como protección!

Las opiniones de la cuentapropista me recordaron a un amigo de mi hijo que emigró a Texas siendo adolescente, y cuando vino de vacaciones había dado un cambio impresionante. Hablaba con dicción, mostraba buenos modales, se había incorporado con gusto a la escuela cuando aquí solo pensaba en jugar fútbol y criar palomas. Ya sabía conducir y ayudaba al padre haciendo algunas gestiones en su propio auto.

Entonces, no todo allá puede ser tan malo. Aquí los mismos cuentapropistas que tienen empleados jóvenes se quejan del “daño antropológico”, de la falta de ética, de disciplina… No creen que el trabajo duro puede granjearles una gradual prosperidad, solo quieren dinero fácil para ostentar y dilapidarlo.

Es que ninguna sociedad es tan en blanco y negro. Las fallas de cada sistema expresan imperfecciones del género humano. Y hay que reconocer que mucho de lo que en Cuba parece “bueno”: relativa ausencia de violencia, un ritmo de vida no vertiginoso, solidaridad (también cada vez más relativa), no pueden llamarse logros porque están sustentados en la falta de perspectivas, de recursos, de poder de gestión, libertad empresarial… en fin, en la falta de oportunidades.

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