Veronica Fernandez
Gran parte de los cubanos tenemos familia en el extranjero y en particular, en los Estados Unidos. Yo me incluyo en esta lista. Varios de mis tíos maternos y primos llegaron a ese país en la década del 80.
Recuerdo que en aquella época, hubo un éxodo enorme de personas que partieron desde la isla en busca de mejoras económicas y reconciliación familiar fundamentalmente; otros, se iban por desacuerdo al sistema político del país.
En el caso de mi familia, el abandono de la tierra natal se produjo por los tres factores. No obstante, nunca tome a mal sus decisiones, pues siempre he tenido la convicción de que cada persona es libre de sus actos y debe estar donde mejor se sienta.
Por tal motivo no tuve nada en contra de ellos y me mantuve tratándolos como siempre lo había hecho. Sin embargo, han quedado en mi mente acontecimientos muy lamentables.
Recuerdo a una prima hermana, mayor que yo, que aun vive en Cuba y en esa etapa se encontraba en la cúspide, al haber sido beneficiada- a través de su esposo- con viajes al extranjero y todo tipo de adquisiciones.
Alicia se distancio de su propia familia mientras estuvieron en Cuba porque en ese momento no le convenía tratarlos, al pensar que de hecho, se iba a perjudicar y le podían anular todas las facilidades obtenidas por el gobierno.
Hace unos ocho años comenzó a venir a Cuba mi tía y uno de sus hijos, por supuesto, primo hermano mío y de la persona que les estoy hablando. Desde el primer viaje de ellos, yo me alegre muchísimo- y aun continúan viniendo-, pero esta prima que se mantuvo sin querer saber de ellos, hoy por hoy, los recibe como si nada hubiese pasado, los llama por teléfono en sus cumpleaños, chatea y les pasa correos por Internet, los invita a comer a su casa cuando vienen de visita.
Mientras ellos, que no querían saber de ella durante los primeros años de su estancia en Miami, cuando vienen a Cuba por la primera que preguntan es por ella y justamente a ella es a la que le traen la mayor cantidad de pacotilla. Y entonces, yo me preguntaba: ¿Como explicarme lo que estaba sucediendo? ¿Es que se puede perder tanto la memoria? ¿Es que lo están haciendo intencionadamente?
Ahora, pienso que todo puede suceder. Pienso también-como dice el refrán- que con el tiempo se olvidan muchas cosas: pero de lo que si estoy segura – y al menos, para mi- hay cosas en la vida que nunca se olvidan y siempre me han enseñado durante mi formación académica y sobre todo, desde la cuna, que la familia esta por encima de todo y hay que preservarla independientemente de criterios disímiles que puedan existir.
Esta puede ser la razón-pienso yo- por la que mi familia de Miami haya obviado el mal comportamiento de esta persona. Lo que deja mucho que desear es el cambio tan brusco y totalmente interesado de esta prima que nunca ha sabido valorar el concepto de familia y que se vende al mejor postor, mendigando ahora los que le pueden aportar la pacotilla y el dinero que necesita.
Esta, es parte de la sociedad cubana de hoy. Aquí hay falsedades, hipocresías, intereses mezquinos y miserias humanas. Hay una degeneración de valores incalculables. Ahora recuerdo la frase que a cada rato decía mi madre: Cuando Tin tenia, Tin servia.
Ya mi prima Alicia no tiene los beneplácitos de antes; ahora el Tin de Alicia esta en rendirle pleitesía a su familia que reside en el extranjero para poder subsistir en la Cuba de hoy.
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