Dios y su multiplicidad

Regina Cano

Dirán ustedes que referirse a discriminaciones es lo usual, pero llega el momento en que uno se estremece por descubrir algún tipo de ellas.

Fuerte y evidente durante los 70’s fue la separación que se estableció entre el proyecto social cubano y los Abakúas*, así como los Testigos de Jehová  –a cada uno por su lado.  Eran considerados grupos que atentaban contra el fin revolucionario de aquellos tiempos, de tener un pueblo unido bajo una ideología.

Se escuchaba decir que los ñáñigos raptaban niños y circulaban panfletos sobre las llamadas prohibiciones que tenían los Testigos.

Aquellos intentos desagregaron también toda la diversa religiosidad cubana.  Ahora creemos que los religiosos reciben otro trato y pueden exponer abiertamente sobre sus dioses.  Esto sucede realmente para la mayoría de los creyentes o para las creencias más populares.

Acabo de escuchar el testimonio de un Testigo de Jehová, quien por los años que hace que me conoce -por haber sido vecinos- me refiere lo que sucede con los estudios de sus hijos.

Estos niños, criados en el mismo barrio que los otros, con los mismos juegos y yendo a la misma escuela primaria y secundaria*, ahora enfilan sus vidas hacia sus vocaciones y aspiran formarse un futuro profesional.

El varón de 16 años de edad fue suspendido en su último año de Preuniversitario*, por no asistir a la asignatura de Defensa, pues no aprueba fomentar la guerra.

Y la hembra de 15 años de edad no es aceptada como estudiante de maestra, pero tampoco se le permite tener otra opción.  Esta niña es atendida especialmente por un grupo de “Atención a Menores” y esto significa ser considerada una de los adolescentes con riesgo a delinquir a causa de su comportamiento, en gran parte de los casos.

Los Testigos de Jehová tienen no pocos detractores en el mundo y en Cuba: por su predicación puerta a puerta, por la poca credibilidad que se les tiene (la resurrección de sus fieles con el advenimiento del Armagedón) y por no permitir ser transfundidos con sangre, aunque signifique salvarles la vida –según nosotros lo vemos.

Ellos son insistentes y martillantes para el resto de la población y para el Gobierno.  No asumen para sí los símbolos de patria o realizar el voto electoral (qué hombre decidirá por la vida de los otros), y no están a favor de la guerra.

Gentes!  La verdad es que no sabemos el camino futuro que tomará un ser social en crecimiento -a pesar de sus circunstancias o heredades morales o religiosas-  e impedirle el desarrollo pleno por no pensar igual a nosotros o no tener la misma asunción de la realidad, me parece atroz.

No es asombroso descubrir -en Cuba-  a personas dueñas de una situación de arbitraje, que anteponen su interpretación de la verdad, cual derecho a decidir sobre el otro y tal vez hasta de condenarlo por ser diferente o tratarlo de inferior.

Los padres de estos dos jóvenes confían en las leyes de Dios y no en la de los hombres, y que hay de nosotros?

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*Abakúas o Ñañigos: Secta secreta exclusiva para hombres, venida de África con los esclavos.